Nada mejor que una dinámica grupal para combatir el frío de la mañana capitalina y comenzar la práctica. Ayer, los 21 futbolistas de la Tricolor juvenil trabajaron distendidos en la Casa de la Selección, soñando con aprovechar la oportunidad que les da la vida de representar a su país en un Mundial: el sub-20 de Corea del Sur 2017.

“Rápido, rápido, más rápido... ¡Ahora!”, decía Eduardo Moscoso, preparador físico del elenco, mientras dirigía un juego que consistía en no dejarse embestir por el compañero del frente.

De aquello, los muchachos pasaron a efectuar balompié en espacios reducidos, en un cotejo con 4 arcos miniatura y cuyos pases debían darse a un toque. “Que ninguno se quede quieto, todos deben actuar”, gritaba Moscoso, en una labor que buscaba integrar a los chicos.

Los más experimentados son el golero José Gabriel Cevallos (Barcelona), los defensas Luis Segovia (El Nacional) y Pervis Estupiñán (Granada de España); los volantes Jordan Sierra (Delfín), Bryan Cabezas (Atalanta de Italia), Joao Rojas (Emelec) y Renny Jaramillo (Independiente del Valle), y los delanteros Herlin Lino (Deportivo Cuenca) y Jordy Caicedo (Universidad Católica), quienes esperan estructurar la columna vertebral del conjunto.

Al fondo, junto a Cevallos, los otros porteros, Giancarlos Terreros (Barcelona) y Gabriel Carabalí (Colo-Colo de Chile), ensayaban con el preparador de arqueros, Miguel Santillán. Cevallos reconoció el pasado lunes que una de las debilidades de los cancerberos son las pelotas aéreas, por lo que se trata de reforzar ese aspecto. Los entrenamientos se hacen con el Krasava de Adidas, nombre del balón exclusivo del certamen planetario.

La mañana de este viernes, el equipo se tomará la foto oficial de participación en el evento y por la tarde los elementos dialogarán con los representantes de los medios de comunicación, en el último contacto con la prensa en el país. El sábado se desplazarán a Corea, donde Ecuador comparte la llave F con EE.UU., Arabia Saudita y Senegal. (I)