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Dos “Ñañas” se juntan en la convocatoria de la Tricolor femenina

Las hermanas Alegría (i) y Fernanda Vásconez en la Casa de la Selección, durante el primer microciclo del combinado nacional femenino absoluto.
Las hermanas Alegría (i) y Fernanda Vásconez en la Casa de la Selección, durante el primer microciclo del combinado nacional femenino absoluto.
Foto: John Guevara / El Telégrafo
05 de octubre de 2018 - 00:00 - Redacción Fanático

El sueño de niñas se les cumplió. En el colegio querían jugar juntas, pero eso no se cumplió por la diferencia de edad, pero ahora la selección absoluta femenina les dio la oportunidad de juntarse.

Las hermanas Fernanda (25 años) y Alegría Vásconez (21) estuvieron en el primer microciclo de la selección, en el arranque del nuevo proceso del entrenador Luigi Pescarolo. Ese solo es el primer paso, pues ambas quieren ser consideradas de manera constante.

El año cambió drásticamente para ambas, pues estuvieron a punto de apartarse de la actividad. La menor por sus estudios y la mayor para dedicarse de lleno a la dirigencia del club Ñañas, equipo del que es propietaria.

Sin embargo, el fútbol que siempre las ha unido lo volvió a hacer. Fernanda dejó el balompié por dos meses, pero por pedido del cuerpo técnico del conjunto volvió a jugar. Necesitaban una jugadora en su posición -volante central- y se sumó al equipo.

Alegría estudia dos carreras universitarias: administración de empresas y diseño industrial, por lo que el tiempo le quedaba corto para compartirlo con el fútbol. Pero por la pasión de jugarlo, se dio modos para seguir en el equipo junto a su hermana. Los resultados están a la vista: Ñañas llegó a la final del torneo Clausura ecuatoriano y perdió la final frente a Unión Española.

“Si te llama la selección dejas todo de lado. Es un sueño para muchas y al mismo tiempo una responsabilidad, por lo que hay que dejar todo por el país”, dijo con mucha convicción Fernanda.

Antes estuvieron convocadas, pero en diferentes categorías. Por esa razón, no compartieron en la concentración o en un entrenamiento. Ahora las cosas cambiaron y se juntaron en la Tricolor femenina absoluta.

“Es un sueño que siempre hemos tenido. Compartir estas emociones que solo el fútbol te brinda es algo increíble. Estar junto a mi hermana lo hace más emotivo aún”, señaló Alegría, quien juega como defensa central.

Tras terminar la temporada, ninguna de las dos se imaginó que llegaría un llamado. La mayor de las Vásconez contó que estaba en una reunión, cuando empezó a recibir gran cantidad de mensajes en su teléfono.

Todos eran de felicitación, entonces cayó en cuenta de que estaba convocada a la selección. Ahí compartió la noticia con su hermana. Ambas se criaron en un ambiente deportivo, impulsadas por sus padres. En realidad, ellos querían que las dos se dedicaran al tenis como primera opción, pero el fútbol fue la disciplina que más las llenó cuando crecían.

“Yo nunca jugué con Barbies ni nada parecido. Siempre estaba con un balón. En los recreos de la escuela me dividía para estar con los hombres y las mujeres, para jugar fútbol. Me gustaban los juegos de esfuerzo”, relató Fernanda.

Mientras que Alegría pasó por el voleibol y el baloncesto, antes de seguir los pasos de su hermana. Incluso Fernanda jugó básquet en algún momento, solo porque si ella estaba en la cancha, el desempeño de Alegría sería superior.

“Empecé en el fútbol siguiendo los pasos de mi hermana. Yo la admiraba y la tomé como ejemplo. Descubrimos que era lo que nos encantaba y nos llenaba, por lo que se convirtió en nuestra opción”, agregó Alegría.

Alegría y Fernanda se consideran mejores amigas, por su cercanía y porque comparten aficiones. “El fútbol ha sido parte fundamental para que tengamos ese apego tan fuerte, porque tenemos una misma pasión y un mismo horario. El balompié ha sido un pilar en nuestra familia y ha hecho que podamos crecer juntas”, dijo Alegría.

Ellas mantienen el espírituo amateur del fútbol y siempre lo han jugado por el gusto de hacerlo. Al no existir aún el profesionalismo en el fútbol femenino nacional, no pueden dedicarse de lleno a la actividad.

El primer paso para el profesionalismo está dado y desde el próximo año los clubes de la serie A deberán tener a sus respectivos conjuntos femeninos. Ñañas firmó un convenio con Aucas para representarlo en el certamen ecuatoriano.

De a poco tratan de lograr un mayor reconocimiento del fútbol femenino en el país, y parte de ello es representar con calidad al combinado nacional. Una parte del sueño se cumplió para ambas, pero quieren demostrar que pueden quedarse de largo. (I)

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