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Entrevista / Facundo martínez / futbolista de universidad católica

“En Ecuador encontré la regularidad que nunca tuve”

“En Ecuador encontré  la regularidad que nunca tuve”
14 de febrero de 2015 - 00:00 - Andrés Granizo Morejón

Facundo Martínez conoció de cerca y vio jugar a Enzo Francescoli durante la mejor etapa de su carrera en River Plate, entre 1994 y 1997. Era su referente. Lo idealizaba cuando lo veía en la cancha, soñaba con ser algún día como él.     

              
Martínez era aún un niño (10 años) cuando el equipo ‘millonario’, de la mano del ‘Príncipe’, como lo llamaban a Francescoli, ganó la Copa Libertadores y la Copa Intercontinental en 1996. Empezaba a mostrar sus cualidades con el balón en las divisiones inferiores de ese club y habitualmente era escogido como ‘pasabolas’.        

En varias ocasiones le alcanzó la pelota a Francescoli. Hacerlo era motivo suficiente para presumir la cercanía con su ídolo ante otros compañeros, entre ellos Gonzalo Higuaín, Radamel Falcao García o Javier Mascherano, que también daban sus primeros pasos en el fútbol.

Martínez debutó en primera en 2005 en un partido contra Gimnasia y Esgrima de La Plata, pero la falta de continuidad hizo que emigrara a Uruguay y luego encontró un  lugar en Ecuador.

Hoy es un ‘hombre récord’. Suma 200 partidos con la Universidad Católica, registro que ningún otro jugador extranjero había logrado en el fútbol nacional.                     

¿Imaginó en algún momento que llegaría a los 200 partidos con Universidad Católica?     

Nunca, porque antes se me hizo difícil. Estuve en Argentina, en Uruguay y no jugué con tanta regularidad como lo hago en el país. Estoy agradecido con el club y mis compañeros, que me hacen más fácil este camino. Esta marca tiene muy feliz a mi familia, pero se trata solo de una estadística. Más que esa marca, destaco que el equipo ha ido creciendo y mejorando año tras año. La idea es ponernos metas más grandes siempre.   

De esos 200 partidos, ¿cuál es el que más recuerda?   

Las clasificaciones a los torneos internacionales siempre fueron muy representativas; también los partidos en los que logramos el ascenso a la A (2009 y 2012). Fue especial el cotejo en el que entré con mi hija Isabella por primera vez a la cancha. Fue en 2013 en un partido que ganamos 3-1 al Manta y ella tenía apenas 2 meses de nacida. Al principio no le gustaba salir conmigo, pero ahora, cada vez que jugamos de local, me pide que la lleve de la mano a la cancha.   

¿Qué sabía de Universidad Católica cuando le ofrecieron unirse a la plantilla?     

Casi nada. Sabía que el fútbol ecuatoriano estaba en crecimiento y había mejorado a nivel de clubes y selecciones. De la Universidad Católica me dijeron que tenía aspiraciones de ascender y había un proyecto   importante.

Estaba en Argentina y en ese momento jugaba en  Uruguay. Tenía seis meses más de contrato con Rampla Juniors, pero estaba un poco cansado, porque el club no andaba bien y no tenía muchas aspiraciones.

En su primer año fue importante para conseguir el ascenso, pero al comenzar el torneo 2010 en la A le cedieron a Técnico Universitario. ¿Qué ocurrió?

Empecé a jugar con Católica (5 partidos), pero lamentablemente, por una decisión del cuerpo técnico  (el DT chileno Fernando Díaz), que decidió cambiar la cuota  extranjera, fui a Ambato. A pesar de todo, la experiencia fue muy linda con Técnico y pude estar con mi familia. En 2011 volví a Católica, luego del gran año que hice.  

Jugar en Ecuador representó su segunda experiencia internacional, ¿se sintió solo alguna vez durante su proceso de adaptación?            

Fue difícil. Pero Quito me sorprendió porque encontré gente amable. Los primeros meses estuve solo, tratando de acoplarme a la ciudad, luego llegó Valeria, que en ese momento era mi novia. Acá le pedí matrimonio y nos casamos.  Isabella, nuestra hija de 2 años, nació acá y es ecuatoriana. Todos esos detalles, sumados a los buenos resultados deportivos, hicieron más agradable la estadía.          

Usted se refirió a la posibilidad de nacionalizarse el próximo año, ¿qué significa Ecuador para usted?

Soy un agradecido por todo lo bueno que me ha dado Ecuador.  Me dio una posibilidad de trabajo que en mi país no tenía. También tranquilidad económica, emocional y la posibilidad de formar una familia. Estamos muy contentos acá. Sobre la nacionalización hablamos con mi esposa, estamos muy a gusto, muy cómodos y manejamos la idea de quedarnos a vivir en el país.      

¿Qué significó en su carrera el iniciar en River Plate y compartir con jugadores que hoy son grandes estrellas?

Hice todas las juveniles en River y tuve la oportunidad de debutar en primera división. Tanto como futbolista y como persona, el club me hizo crecer mucho. Debuté en 2005 contra Gimnasia y Esgrima de La Plata. Ese mismo año se estrenaron Gonzalo Higuaín y Radamel Falcao, grandes amigos hasta ahora. Fue un sueño para mí, pero lamentablemente duró poco.  

¿Por qué no pudo consolidarse en River y le tocó salir a buscar opciones fuera de su país?   

Por no conseguir una continuidad, que es fundamental a la hora de iniciarte como futbolista. Se hacía difícil también al tener a tantos jugadores con muchísima trayectoria. No supe esperar mi oportunidad o no me dieron la confianza necesaria, pero son cosas que pasan y salir de River significó encontrar estabilidad.

¿Cómo fue la experiencia de compartir con figuras actuales, que en ese tiempo hacían sus primeros pasos junto a usted?

Estaban Maxi López, Augusto Fernández, Javier Mascherano, Lucho González, Higuaín y Falcao. También otros ya consagrados, como Marcelo Gallardo o Marcelo Salas. Fue una experiencia única para mí, porque en el poco tiempo que estuve aprendí muchísimo. Ellos eran grandes profesionales y desde chicos se sabía que triunfarían, se entrenaban muy bien y era muy fácil jugar con ellos. Actué varios partidos en reserva y se veía que iban a llegar a ser  grandes figuras, lo demostraron con el pasar de los años.

¿Solo Francescoli fue su referente mientras estuvo en River?

Cuando era muy chico y tenía la oportunidad de verlo en los entrenamientos, Enzo Francescoli, y también Ariel Ortega. Fui alcanzapelotas y fueron jugadores que me impactaron mucho. Lo mejor fue que pude verlos tan cerca, algo que no muchos pueden.      

Lleva 7 años en Quito, ¿qué es lo más le gusta de la ciudad?

Me gusta la tranquilidad. Buenos Aires, si bien es hermosa, por el tema de la inseguridad no puedes salir a los parques o te toca tomar más precauciones. Acá se puede disfrutar de otra manera, puedo salir a pasear con mi hija, ella lo disfruta.

¿Qué es lo que más le gusta de las comidas de Ecuador?

Me gustan casi todos los platos típicos que se preparan en la Costa, los camarones, los ceviches o el pescado. De la Sierra también los llapingachos, el hornado o la fritada. En todos los aspectos nos gusta mucho vivir en Ecuador, igual a mi familia. Independientemente de si logro nacionalizarme o no, nosotros nos sentimos una familia ecuatoriana más.

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