Los clubes de fútbol tienen la gran particularidad de reinventarse cada año. Un equipo se puede comparar  tranquilamente con un nuevo proyecto inmobiliario donde los dirigentes contratan un arquitecto de obra -que en este caso es el entrenador- para que con sus conocimientos le dé forma y vida a una construcción que debe tener el gran propósito de ser finalizado con éxito y haber cumplido las ideas planteadas a inicio del bosquejo.    

Pero, ¿dónde comienza la etapa más silenciosa, sacrificada e importante de este nuevo desafío? Los hinchas se hacen eco del inicio de la temporada futbolística porque los vaivenes de nombres nuevos y las innumerables especulaciones que se barajan, entretienen al común espectador, mientras su amado equipo se prepara buscando tener unos cimientos firmes para afrontar el nuevo torneo.

La cosa es diferente para el plantel y su cuerpo técnico, ya que entienden y  valoran de manera superlativa este período porque si aprovechan el tiempo y potencian los detalles, correrán con ventaja sobre los demás durante el transcurso de la competencia. ¿Qué se busca en este tramo tan significativo? Lo que procura el técnico es impregnar sus conceptos en el andamiaje del equipo y también que los integrantes tengan una base sólida en el aspecto físico para afrontar todas las obligaciones deportivas que se avecinen.

Un gran entrenador es el que logra, desde su convencimiento, explotar lo mejor de cada futbolista y exprimir su potencial para el funcionamiento de sus ideales; su  quehacer comienza cuando cohabita y conoce más del  comportamiento individual y colectivo de sus gladiadores, para de esta manera corregir y tener la menor cantidad de grietas posibles en un grupo que deberá con seguridad asimilar momentos buenos y también difíciles durante la temporada.

El futbolista es un ser individualista que necesita relacionarse en un ambiente sano de trabajo y sentirse importante dentro de los eslabones que forman la cadena con cada uno de sus compañeros. La majestuosa tarea que tienen los cuerpos técnicos es hacer entender desde un mensaje claro y persuasivo que el ego de cada uno nunca estará por encima de las metas grupales y que todos son valiosos desde su aporte no solo en  cancha, sino también desde el ejemplo diario.

Sumergiéndonos en la parte netamente futbolística, se debe laborar en todos los aspectos que cada timonel considere serán de vital importancia para que el funcionamiento visualice cuál es el rumbo. La planificación necesita ser completa e incluir tareas específicas en cada sector y poco a poco ponerlas en práctica en conjunto e ir puliendo las falencias y fortaleciendo las virtudes.

Los entrenamientos actuales requieren de que el jugador esté en contacto siempre con la herramienta más importante que es la pelota, por eso los preparadores físicos interpretan que estas semanas son fundamentales y deben combinar ejercicios que involucren todos matices y así generar un trabajo integral.

El jugador realiza un desgaste mayúsculo, se aparta de sus seres queridos y convive muchos momentos con sus compañeros, ya sean concentraciones, viajes o demás eventos que solicite la planificación y busca su titularidad, es por eso que su cuidado personal debe rozar lo perfecto para que todos los estímulos que recibe se reflejen en su rendimiento.

Los equipos grandes gozan de algunos problemas por la cantidad de compromisos adquiridos, siendo en muchos casos impedimentos graves en la preparación de los deportistas. Lo que debemos recalcar es que un mal aprovechamiento y planificación de la pretemporada puede ser fatal para un entrenador, ya que durante el año no gozará del tiempo necesario para armonizar la difícil tarea de hacer funcionar adecuadamente un plantel que por sobre todo necesita respetar a su timonel y estar convencido de lo que hace y a qué apunta.  

Un gran entrenador es el que logra, desde su convencimiento, explotar lo mejor de cada futbolista.