De un rato para otro -de un partido a otro- la Sur Oscura cambió de cántico. Pasó del ‘¡Barcelona, equipo mío, en las buenas y en las malas estoy contigo...!’ al ‘¡Ooooh que se vayan todos, ooooh que se vayan todos, que no quede ni uno solo...!’. Los integrantes de la barra más conocida del ‘Ídolo’ comenzaron a entonar esa letra desde la general Carlos Muñoz, acompañados por decenas de aficionados ubicados en otras localidades después del segundo gol de El Nacional en el estadio Monumental. ¿Y no que en las malas también estás conmigo?, se podría preguntar el equipo. Lo sorprendente de esta reacción de un gran sector de la hinchada es que el cuadro amarillo no está en los últimos lugares ni atraviesa uno de los peores momentos de su historia ni de los últimos 18 años que, excepto el título de 2012, ha sido el período menos exitoso del club.

Barcelona es cuarto y está a solo dos puntos de su archirrival y bicampeón Emelec, sin olvidar -claro está- que el equipo azul tiene 3 partidos pendientes. ¡Que se vayan todos, porque el equipo está cuarto en el campeonato! ¿Qué pasaría si Barcelona volviese a la senda del triunfo y se mantuviera invicto durante tres fechas seguidas? ¿Volverá el cántico ‘en las buenas y en las malas estoy contigo’?

Lo que sí es cierto es que el equipo de Israel quedó debiendo el domingo contra El Nacional. El mismo DT aceptó que sus dirigidos no han logrado la regularidad que la oncena necesita. Esta vez ni San Blanco obró el milagro. En ocasiones en las que el ‘Ídolo’ no juega bien aparece el goleador argentino para inflar la red y recordar a los hinchas que nadie se debe ir. Pero el domingo ni Blanco ni Esterilla estuvieron finos para evitar que sus fanáticos terminaran insultándolos y que El Nacional resurgiera.

Igual de sorpresiva fue la victoria del ‘Bi-Tri’. Se fue Octavio Zambrano y los jugadores militares mejoraron su rendimiento inmediatamente, al punto de ¡llevarse los tres puntos y en condición de visitante! Orlando Narváez tomó el timón del barco solo por un partido -como normalmente pasa con los entrenadores nacionales, que son utilizados solo como llanta de emergencia-, hizo ‘magia’ y ganó. ¿Qué hizo en unos cuantos días que no hizo Zambrano en meses? Narváez contó luego del partido que motivó a los jugadores con la presencia de Édison Méndez, justamente el jugador que fue enviado a las reservas por el DT anterior. “La actitud cambió y pudimos mostrar un equipo con ganas de jugar”, dijo el estratega interino. Méndez, por su parte, dio a entender que Zambrano fracasó en el manejo del grupo. “Ya le hacía falta a El Nacional un técnico que sepa manejar el camerino. El problema del equipo era que no sabíamos manejar esta presión, pero ya nos está yendo mejor”, dijo. ¿Bastaba con el movimiento de dos piezas para cambiar el rumbo de El Nacional? Narváez cumplió en su experiencia de un encuentro y le cederá victorioso el banquillo a Rubén Darío Insúa, quien también manifestó que aprovechará la jerarquía de Méndez.

Otro histórico del balompié ecuatoriano que logró darle un gran giro a una escuadra que andaba mal es Álex Aguinaga, quien llegó hace más de un mes para sustituir a Paúl Vélez. El Deportivo Cuenca abandonó los últimos puestos de la mano del ‘Güero’. En las últimas 5 fechas, el conjunto azuayo ganó tres juegos y empató en dos. El ex-DT del Correcaminos tomó una decisión que ha parecido determinante en su conjunto:darle el arco al colombiano Levid Martínez en lugar de Hamilton Piedra.

¿Yel Aucas? Juan Ramón Silva sigue apoderado del banco, pese a los cuestionamientos, pero también sufrió una modificación rara: se fue su goleador (Abreu) y goleó. Los cambios siempre son buenos, se dice. Al Cuenca le han dado frutos hasta ahora, a El Nacional -al menos por un día- también. Barcelona apostó por la misma fórmula: anunció ayer que el ciclo de Israel terminó. Mejor cambiar a uno y librarse de que te sigan pidiendo que se vayan todos. (O)