Muchos aspectos pueden ser determinantes en el contexto general que solo podremos analizar una vez que finalice el partido entre Boca Juniors e Independiente del Valle, pero es conveniente comprender y revisar el abanico de situaciones que serán fundamentales para que la quimera se haga realidad. Los jugadores dirigidos por Pablo Repetto enfrentarán no solo a un equipo herido y que tiene la obligación de resolver ese pleito, sino también a los bloqueos mentales que se producen y están relacionados con los miedos y temores naturales que puede incurrir un ser humano ante situaciones límites y muy desconocidas.

Explicar esto desde un escritorio puede sonar fácil, pero llevar y convivir con esos sentimientos no es poca cosa, ya que precisan encontrar un desahogo efectivo para que las ilusiones y todo el caudal futbolístico que tiene este gran plantel puedan ser expuestos en todo su potencial. Superar esta barrera será sin lugar a dudas una gran victoria, coyuntura ideal que tendrán muchos futbolistas jóvenes que irradian proyección pero imperiosamente deben dar el salto de calidad en temas emocionales demostrando superación, y este partido reúne todos esos ingredientes. Los aliados ahora serán del conjunto local ya que jugará con su público, sin la altura de Quito y con eslabones dentro del esquema inicial, con mucha jerarquía y de largo recorrido en este tipo de circunstancias.

En el plano netamente estratégico es claro que el discurso del uruguayo Repetto va a cambiar con respecto al primer choque la semana pasada, donde diagramó un equipo ancho con mucha verticalidad por las bandas para llegar de esa manera a obtener las mejores versiones de sus jugadores que supieron explotar sus especialidades.

En Buenos Aires todo será diferente y me atrevo a decir esto porque Boca se hará dueño del partido ya que Independiente necesariamente no tiene dentro de su ADN manejar mucho el balón sino utilizarlo de manera veloz, efectiva y se siente muy cómodo jugando de contragolpe.

Sabiendo esto juntará las líneas del mediocampo con la defensa y se abrigará muy pegado a su área grande para intentar de esta manera amontonar gente y entorpecer la avalancha que presumiblemente será el equipo Xeneize. Rizzoto imperiosamente debe administrar los recorridos y convivir con una alta concentración para leer el juego y borrar de la cancha a Carlos Tévez, jugador de una altísima valía que intentará ser el abanderado de la gesta.

Los antecedentes de este periplo seguramente dejaron enseñanzas y experiencias a este plantel, por eso es imprescindible que asuman el rol y crean en sí mismos porque de ese convencimiento dependerá muchísimo el desarrollo y lo que puedan cosechar ante un rival que depende mucho del tridente de mitad de cancha y de las arremetidas de Pavón por la banda izquierda.

El encuentro es especial y los jugadores lo saben, pero no deja de ser un partido de altísimos calibres que precisa y exige exponer todo el orden y disciplina ya característico, sumándole por sobre todas las cosas eficiencia y eficacia, palabras similares pero muy distantes en su concepción. Independiente del Valle no solo enfrenta a un equipo difícil en su terruño sino también llevará en sus espaldas el sueño de un país que le da la responsabilidad de acrecentar la historia y escribir con letras mayúsculas una búsqueda que es esquiva para la mayoría de los clubes locales.

Pase lo que pase, este equipo, y cuando digo eso me refiero a todo el proyecto y proceso que lleva años de cimentación, ya se ganó un lugar ejemplar en las vitrinas del balompié ecuatoriano y no solo por llegar a estas instancias sino también porque desde la humildad y un trabajo consensuado en todos los aspectos, lograron hacer sentir identificados a todos los amantes de este deporte con un equipo noble y del que estarán pendientes con un alto sentido de pertenencia al que le regalarán un aplauso eterno por la valentía que han tenido para demostrar que los sueños están para cumplirlos y las utopías para superarlas. (O)