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Sangolquí vibró desde temprano con el partido más importante del equipo de la ciudad
El trajín de Sangolquí y sus alrededores no se alteró durante la mañana de ayer, en la previa del partido entre su máximo representante deportivo, Independiente del Valle y Atlético Nacional de Medellín. Lo que sí creció con el pasar de las horas fue la expectativa de los ciudadanos para ver el cotejo.
Muchos se preguntaban si el referente en ofensiva, José Angulo, estaría presente en la final. El esguince de tobillo le impidió entrenarse con normalidad y el DT Pablo Repetto descartó que sea titular; tal vez podría actuar luego.
“Ojalá que el ‘Tin’ pueda jugar. Sin él pierde fuerza ofensiva el equipo, pero aquí en la ciudad hay confianza en que el equipo levante la copa en Medellín y la traiga para acá”, contó Juan Ramírez, mientras observaba cómo se colocaba una de las 3 pantallas que se ubicaron en la localidad.
Justamente, en el monumento a Rumiñahui, los técnicos trabajaban con tranquilidad para armar los andamios y ubicar los 56 paneles que se unen para crear la pantalla gigante. El clima era benévolo por la mañana y el sol se ocultó entre las nubes; en días anteriores el calor fue intenso en el exterior.
“¿Sí mira cómo está Rumiñahui? Así vamos a estar en la noche”, dijo Ana Guzmán, una residente del sector y que acudiría a ver el partido junto con su familia. La escultura, realizada por el maestro Oswaldo Guayasamín y que mide 18,30 metros, representa la fortaleza y el valor del héroe indígena al que se lo ve con los brazos en alto. De esa forma se imaginó Ana que los sangolquileños celebrarían el triunfo.
Cerca de ese lugar, en el parque Juan de Salinas, algunas familias disfrutaban con sus hijos mientras lanzaban maíz a las palomas. Los animales llegaban en bandadas para alimentarse en la plaza y detrás, en la iglesia Matriz de Sangolquí, las banderas de Independiente y Ecuador flameaban en lo alto del campanario.
Recién al mediodía apareció en el lugar un camión que contenía todos los implementos para armar las pantallas gigantes. En 3 horas debían estar listas para realizar la prueba respectiva, con la antena satelital colocada y el sonido a punto para los asistentes. No existía un estimado para quienes verían el encuentro en el lugar, pues cuando se puso a disposición al estadio General Rumiñahui, las expectativas de los organizadores fue superada.
Un par de betuneros, que laboran todos los días en las afueras de la iglesia, conversaban entre ellos sobre el partido. Pablo le contaba a su amigo Luis que debía ir pronto a su casa, ubicada en Píntag, para ver el partido donde unos amigos. Mientras que su compañero de labores le decía que mejor se quede en Sangolquí, pues en el lugar donde laboran a diario podrían ver sin problema la gran final.
A la vuelta de la iglesia, en la calle peatonal que conduce al Municipio, algunos negocios estaban embanderados como si se tratara de una fecha cívica. En las fachadas de las tiendas se podía observar la bandera de Independiente, pero también la de Ecuador.
“Apoyar al equipo de la ciudad se ha convertido casi en una causa nacional. Es algo destacable lo que han hecho, tanto en lo futbolístico como en lo social. Lo de los donativos para los afectados del terremoto fue algo para aplaudir”, dijo Esteban Ormaza, que no perdía detalles de la instalación de las pantallas alrededor del monumento a Rumiñahui.
Casi cada esquina de Sangolquí estaba teñida de negro, azul y un toque de fucsia. Las ventas de las camisetas y accesorios de Independiente del Valle se multiplicaron en comparación a anteriores partidos que disputó el conjunto “rayado”.
Precisamente con la indumentaria alterna, de color fucsia, Independiente consiguió grandes conquistas. Con aquella misma divisa eliminó a Boca Juniors en el partido disputado en la Bombonera.
Juan Bejarano, que se dedica a la venta y confección de camisetas e implementos de fútbol desde hace 25 años, esperaba vender toda la mercadería que tenía. Hasta antes de que Independiente accediera a los octavos de final, la demanda por camisetas era mínima y por esa razón no las confeccionaba.
Sin embargo, cuando el equipo del Valle empezó a avanzar en la Copa Libertadores de América, le tocó a él, a su esposa y a un ayudante empezar desde cero toda una colección de accesorios.
Antes aprovechó el buen momento de Liga de Quito, cuando ganó de forma consecutiva sus 4 títulos internacionales; también lo hizo con la selección y ahora con Independiente. Hizo 1.000 camisetas desde el partido de octavos de final y ayer ya le quedaban menos de 100, que esperaba vender en su totalidad en las vísperas de la final.
Banderas, gorras y chompas completaban el catálogo que tenía disponible para los aficionados, que luego de la jornada laboral asistirían a uno de los 3 puntos en la ciudad para ver la final.
Las camisetas se veían en cualquier lugar de la ciudad. Por ejemplo, a los funcionarios del municipio de la ciudad se les permitió asistir con la camiseta de Independiente. Al ser un día diferente para la ciudad y por los sitios de concentración pública dispuestos en varios lugares, ellos debían asegurarse de que todo marche en orden.
En las afueras del Municipio se instalaron diversas gigantografías con fotos alusivas a varios lugares turísticos del cantón y una de esas imágenes justo era de la celebración del finalista de uno de los goles que le marcó a River Plate en los octavos. El padre de una familia no dudó en sacar una foto de sus hijas con la imagen de los futbolistas de fondo.
El lugar más alejado del centro y al que acudirían ciudadanos de otros sectores, era el estadio de la Liga Parroquial de San Pedro de Taboada. Pascual Oña, uno de los operarios que montaba la pantalla gigante, dirigía a sus compañeros para que nivelen los andamios.
Él trabaja para Eventos Don Carlos, la empresa encargada del ensamblaje de la estructura para la pantalla. Frente a la misma se ubicarían los aficionados, justo en la mitad de la cancha para observar el encuentro.
Junto al centro comercial San Luis, en las canchas donde suelen entrenarse los niños que se inscriben en la escuela de fútbol de Independiente del Valle, se levantaban unas tarimas.
En ellas se realizará hoy un homenaje a la plantilla “negriazul”, que tiene previsto llegar esta tarde desde Medellín. Desde el aeropuerto de Mariscal Sucre de Tababela se realizará una caravana hacia el Valle y se detendrá en ese lugar para que los jugadores, cuerpo técnico y dirigentes reciban el reconocimiento de su gente.
“Yo sé que ahí va a estar Librado Azcona, como capitán, cargando el histórico trofeo de la Copa Libertadores de América. El equipo ha hecho un esfuerzo enorme por lograr esta hazaña, cuando nadie lo daba por favorito”, comentó Sebastián Avilés, quien al principio vio las estructuras armadas sin saber para qué las ubicaban.
La noche cayó sobre Sangolquí y las camisetas negras y azules aumentaron para poder ver a Independiente del Valle en el partido más importante, de los 6 años que lleva en la serie A. (I)