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Sampaoli, la sombra sevillana de Bielsa

Sampaoli dijo que sería irresponsable dejar el Sevilla para aceptar la propuesta de dirigir a la selección argentina, de cara a Rusia 2018.
Sampaoli dijo que sería irresponsable dejar el Sevilla para aceptar la propuesta de dirigir a la selección argentina, de cara a Rusia 2018.
Foto: AFP
19 de noviembre de 2016 - 00:00 - Gorka Castillo. Correponsal en España

Dos meses. Es el tiempo que ha necesitado Jorge Sampaoli (Santa Fe, Argentina, 1960) para poner al Sevilla CF en órbita. Tras la salida de Unai Emery rumbo al París Saint Germain, el laureado exdirector técnico de la selección de Chile ha emprendido un concienzudo proceso de regeneración de la escuadra sevillista con el fin de adaptarlo a su ADN futbolístico.

Sampaoli comenzó a pintar su cuadro definitivo la tarde del 6-4 con el que el equipo andaluz despachó al Espanyol de Felipe Caicedo en su primer compromiso liguero. Aquel fue uno de esos partidos vertiginosos que, cuando terminan, dejan a los espectadores con ganas de quitarse el sombrero y sacudirse el polvo de la aventura, como Indiana Jones. Aquello fue una auténtica batalla donde las defensas de ambos conjuntos podían haber seguido el encuentro desde una hamaca tomando caipiriñas porque el marcador hubiera sido el mismo.    

Lo importante para Sampaoli fue que sirvió para demostrar al estadio Ramón Sánchez-Pizjuán sus intenciones como enamorado del juego de ataque. “Con mis chicos estoy todo el tiempo hablando del ataque, no de defender, aunque hay rivales que te llevan a esa opción”, indicó el argentino el día previo al derbi sevillano contra el Betis.   

El duelo ante su eterno rival era el partido propicio para mostrar otra de sus cualidades innatas que tanto destacan quienes han trabajado con él, como su inseparable ayudante Jorge Desio: su capacidad para adaptarse al medio.

El Sevilla CF era un desafío. No lo tiene fácil Sampaoli para hacer olvidar a su antecesor en el cargo, Unai Emery, cuya carrera de éxitos es histórica, pero el técnico de Santa Fe arriesgó desde el principio. Introdujo un segundo pivote para afrontar los partidos considerados de máxima exigencia, como el que disputó en Turín frente a la reforzada Juventus en la primera jornada de la Champions.

Allí optó por reforzar la retaguardia con tres gladiadores infranqueables como Kranevitter, N’Zonzi e Iborra y, aunque su equipo estuvo lejos del gol, firmó un meritorio empate sin tantos ante una de las escuadras que aspiran a ganar todos los títulos en Europa. El mismo planteamiento táctico que había empleado con éxito ante el Villarreal y el Betis y más tarde en la victoria frente al Atlético de Madrid.

Ninguno de esos tres conjuntos fue capaz de perforar las redes de Sergio Rico, el joven arquero internacional al que Sampaoli también ha exigido dar un paso al frente con el fin de hacerlo participar en su estrategia de sacar el balón jugado desde atrás. Una demanda calcada a la que Bielsa pedía a sus arqueros y que pone sobre la mesa la influencia directa de ambos técnicos en la manera de jugar de sus futbolistas.  

Discípulo incompleto del rosarino para unos y mejorado para otros, lo cierto es que Sampaoli también tiene a otros entrenadores como ‘Pep’ Guardiola en su particular altar futbolístico. Lo declaró en una entrevista publicada en España cuando aún dirigía a Chile: “Entendí que éramos tan directos que al atacar muy rápido ellos volvían igual de rápido. No teníamos grandes especialistas defensivos, así que tratamos de defendernos desde la pelota, como hace ‘Pep’ Guardiola, y mezclamos bielsismo con guardiolismo”. Una conexión múltiple que en el Sevilla CF, con Juanma Lillo como ayudante, le está sirviendo para descifrar los códigos de la liga, sabedor de que en España el fútbol no espera a nadie. Los resultados reinan y, más allá de intentar defender una idea y de cautivar a través del balón y de un ritmo de juego trepidante, Sampaoli es consciente de que necesitaba un buen arranque de temporada para ganarse la confianza de la hinchada sevillista.

Pues bien, su obra parece estar encarrilada. Puede que queden algunos pequeños retoques sutiles –a los artistas siempre les queda algo por mejorar–, pero lo que ha visto la afición sevillista en este último mes, a excepción de la derrota in extremis frente al FC Barcelona en la última jornada liguera se parece mucho a la versión definitiva que Sampaoli quiere imponer a su club: la de un equipo vertiginoso, intenso y rocoso al que sus rivales tendrán que lanzarle aceite hirviendo si quieren impedirle su asalto a posiciones punteras en la liga, Copa y, sobre todo, en la Champions, donde solo una hecatombe puede apartarlo de octavos de final.

Y si conocido era su talante nervioso observando sus movimientos por la banda cuando dirigía a Chile, ha sido ahora cuando España ha descubierto la influencia de Marcelo Bielsa en su depurada psicología futbolística. No en vano ha sido el propio Sampaoli quien en más de una ocasión ha reconocido que las charlas ofrecidas por su compatriota forman parte de su aprendizaje en el camino a la élite. “Bielsa es un gran transmisor de lo que siente y eso el jugador lo valora y lo rescata rápido”, afirma cuando le preguntan por la relación que le une al extécnico de, entre otros, Newell’s, selección Argentina y Athletic Club de Bilbao, donde dejó una huella imborrable hasta ahora.

Lo principal, pese a todo, es que la actual tropa del extécnico de Emelec muestra una personalidad apabullante. Sampaoli ha impuesto su clásico 4-3-3, que a veces puede mutar en 4-2-3-1. Todo gira en torno a Steven N’Zonzi, el segundo futbolista que más pases da de la liga. A su lado es fijo el capitán Vicente Iborra y el francés Samir Nasri. Arriba, el internacional español Vitolo se está saliendo por la izquierda. Si continúa así, puede ser elegido el futbolista del año en España. El japonés Kiyotake y el argentino Joaquín Correa se turnan por la derecha y Wissam Ben Yedder, fichado este año del Toulouse para las próximas cinco temporadas, es el teórico killer del equipo. La defensa es la línea más floja –Mariano, Carriço, Pareja y Escudero son los habituales–, pero mantiene el tipo en un equipo con muchos recursos en ataque y que compensa su debilidad atrás con una exigente presión desde su primera línea.

En la capital andaluza cautivó su trabajo en la selección chilena y se rindieron a sus pies cuando escucharon sus argumentos para rechazar la oferta que recibió hace unas semanas para dirigir al combinado de su país. A los 8,1 millones de euros de indemnización estipulados en su contrato, el preparador argentino manifestó: “Ahora sería irresponsable dejar el Sevilla. Los sueños no llegan cuando uno quiere”. (I)

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