Los 15 últimos minutos del partido de Independiente del Valle con Atlético Nacional de Medellín se vivieron de pie en el estadio de la Liga Cantonal de Rumiñahui, en Sangolqui.

Los hinchas no dejaron de alentar al equipo, desde los más pequeños como Paúl Ushca, de 9 años, hasta los adultos mayores como Rosita Olivia Suárez, de 67 años. Esta última, durante los 90 minutos, no dejó de juntar sus manos y orar, incluso, por algunos momentos, cruzó sus dedos. Sus súplicas tuvieron resultado, cuando cerca del minuto 86 llegó el ansiado gol del empate. Ese gol, que gritaron con fuerza los sangolquileños, que estuvo contenido durante todo el partido. En más de una ocasión, los asistentes lo gritaron, saltaron. Tuvieron que sentarse. 

El estadio de Sangolqui se llenó. Desde las 17:00, familias enteras llegaron como Édison Suntaxi, quien no quiso vivir el cotejo en el estadio, que vio crecer al equipo cuando la cancha aún era de tierra. Estuvo ahí junto a sus 2 hijos y su esposa. Todos con la camiseta del Independiente, equipo al que siguen desde que su hermano Marco jugó. "Era un equipo de barrio y ahora llegó lejos". Recuerda los partidos que tenía el equipo con otros Independientes del sector: Chaupitena y Pachamaná. "Pero José Terán, siempre era el mejor".

A pesar del empate, los hinchas no se dan por vencidos. Creen que en Colombia será fácil remontar. Si fuera por la hinchada, más de 7.000 goles, al igual que los asistentes, hubiera anotado el equipo sangolquileño. En las gradas hubo de todo, desde banda de pueblo, hasta tambores, pero sobre todo emoción. 

Antes del gol, los hinchas empezaron a abandonar el estadio. Pero llegó la anotación y la algarabía volvió. "Independiente " se gritaba, "Independiente" sonada al ritmo de las cornetas. Las banderas flameaban. La posición encorbada que hasta ese momento tomaron los asistentes cambió; el pecho se alzó. 

Cinco pantallas gigantes se colocaron en ese estadio. Previo al cotejo un grupo de niños tomó una pelota y encabezó la previa del partido. "Las mascotitas", dijo Édison Chicaiza, uno de los chicos que sueña con jugar en el Independiente como lo hace el "Tin" Angulo.

El campanario de la iglesia de Sangolquí amaneció con las banderas de Ecuador y del equipo de Sangolquí. En la misa de las 06:00, las plegarias fueron para los jugadores. El párroco Marco Calle también vistió la camiseta. "Sí ganan será una gran alegría para todos", anticipó.  

Los hinchas sangolquileños esperan el cotejo del próximo miércoles. La pileta de la plaza central, en donde los hinchas festejan cada victoria, lució este miércoles vacía. "Pero no nos damos por vencidos", "hay que seguir", "la próxima semana damos la vuelta en casa ajena", murmuró más de uno de los hinchas al salir del estadio.

En Sangolqui no hubo fiesta; hubo nervios y angustia en las gradas.  (I)