En medio de la peor crisis por corrupción de su historia, la dirigencia del fútbol brasileño se enteró, con el presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), José María Marín, preso en Suiza, que la humilde casa donde nació Mané Garrincha, uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, está a la venta. Son las dos caras que conviven en el fútbol del país pentacampeón mundial.    

Nadie se acercó, dice la nieta del exfutbolista, a colaborar con unos 15.000 dólares necesarios para montar allí, en los alrededores de la ciudad de Río de Janeiro, un museo sobre “el ángel de las piernas torcidas”, ganador de dos Mundiales (1958 y 1962), que falleció por cirrosis en 1983 y que es considerado el ídolo popular más querido, que le compite a personajes de la talla de Pelé y de Ayrton Senna por el corazón apasionado del  pueblo.   

Como una contracara al escándalo de sobornos en la cual está sumergida la dirigencia brasileña en el FIFAgate, el recuerdo de Garrincha no podría ser el peor.   

“Estamos vendiendo la casa donde funcionó un bar temático sobre Garrincha que ha quebrado. Buscamos apoyo en la CBF, en el club Botafogo y en la alcaldía del municipio de Magé. La casa fue regalada a Garrincha por una empresa de la región, tras haber vencido en el Mundial de Suecia 1958”, dice a EL TELÉGRAFO José Mario, de 24 años, uno de los 6 bisnietos del ídolo brasileño.   

La madre de José Mario, Alessandra, nieta del futbolista llamado realmente Manoel Dos Santos, decidió vender la casa para evitar su derrumbe ya que hace un año tuvo que cerrar un bar temático sobre el jugador que había montado.   

“La gente se sacaba fotos y se iba. Vendemos la propiedad por falta de apoyo”, agrega el bisnieto, que espera que el caso de la vivienda pueda despertar interés en Pelé. La estadística deportiva indica que Brasil nunca perdió cuando jugaban juntos Pelé y Garrincha.

La casa donde Garrincha vivió algunos años y que dejó a uno de sus 14 hijos reconocidos fue puesta a la venta en un sitio de remates por internet (OLX) a 700.000 reales, unos $ 230.000.   

“Estrela Solitaria” se llama la biografía, un best seller que el periodista y escritor Ruy Castro le dedicó a Garrincha. Castro recuerda que el ídolo murió en la ruina financiera, luego de una larga disputa de abogados, mujeres, madres de hijos reclamando pensiones, con cirrosis. Tenía 50 años.

Si el mundo reconoce a Pelé como el rey del fútbol por sus tres títulos mundiales, el recuerdo global del fútbol se rinde ante Garrincha, tal vez el mejor wing derecho de la historia y el hombre que le ponía felicidad a los partidos con sus regates.   

En Chile 1962, con Pelé lesionado, fue él quien encabezó la victoria. Y en Suecia 1958, cuando Brasil ganó su primera Copa, el capitán, Didí, decía: “Cuando estamos en problemas, se la damos a Garrincha y nos reímos por cómo van cayendo sus marcadores”. Fue a Suecia 1958 desafiando a la ciencia, ya que los test psicofísicos para viajar a ese mundial fueron negativos, pero futbolísticamente era intachable.  

Garrincha, un apodo que remite a un pájaro de la región del Pantanal brasileño, tenía parte de la columna vertebral torcida, lo que le causó una diferencia de 6 centímetros entre sus piernas. Por eso, el dramaturgo Nelson Rodrigues lo bautizó “ángel de las piernas torcidas”.

Pero además de fumar desde los 11 años de edad y de ser un gran pagador de bebidas a desconocidos en los bares de Río de Janeiro y de las ciudades donde pasaba, Garrincha fue y sigue siendo la gran figura del club Botafogo, donde jugó diez años, antes de pasar brevemente por el Barranquilla de Colombia y Corinthians.

La alcaldía de Magé dijo que necesita unos 2 millones de dólares para montar un museo para Garrincha, lo cual es inviable sin patrocinio privado, mientras que el estadio más caro construido para el Mundial 2014, el Mané Garrincha de Brasilia, está subocupado porque allí no hay clubes de primera división con gran concurrencia.

En su tierra natal, el bisnieto de Garrincha lamenta que el ídolo llamado de “la alegría del pueblo” no tenga el homenaje merecido. “El barrio de Pau Grande y el municipio de Magé tendrían que darle a Garrincha un reconocimiento mayor. El ayudó a hacer conocido a Brasil en el mundo del fútbol. Por ejemplo, el cementerio donde está enterrado está totalmente destruido, lejos de lo que merecería un ídolo nacional. Garrincha es uno de los héroes nacionales brasileños”, cuenta.  (I)