Guillermo Barros Schelotto va camino a convertirse en un técnico argentino de exportación. A sus 44 años acaba de lograr su primer título en el banco del popular Boca Juniors, con siete puntos de ventaja sobre su tradicional rival, River Plate. Y comienza a ser mirado de reojo como uno de los entrenadores jóvenes con futuro en el fútbol europeo, como su colega del club ‘millonario’, Marcelo Gallardo.  

El ‘Mellizo’ es una de las mayores glorias de la historia moderna del club ‘xeneize’. Como jugador obtuvo 16 títulos (seis locales, cuatro Copas Libertadores de América, dos Intercontinentales, dos Copas Sudamericanas y otras dos Recopas Sudamericanas) entre 1997 y 2007. Incluso formó una dupla de ataque memorable con el máximo goleador histórico de Boca, Martín Palermo, lo que le valió jugar la Copa América 1999 con la selección ‘albiceleste’.  

Su primer título como técnico lo catapultó ahora como máximo ganador histórico del club, al alcanzar al exvolante Sebastián Battaglia, que obtuvo 17 títulos como jugador. Y promete seguir acumulando trofeos. Guillermo, como lo conocen todos en el mundo ‘Boca’, puso en juego su idolatría al hacerse cargo en 2016 del equipo más popular del país austral. Pero no tuvo un buen comienzo: no logró ningún titulo, fue eliminado sorpresivamente por Independiente del Valle en las semifinales de la Copa Libertadores de América y ni siquiera clasificó para la Sudamericana de este año. Su idolatría tambaleaba, pero se sobrepuso rápido.

“En este año de competencia posfrustración, el ‘Mellizo’ ha sabido consolidar un grupo humano y deportivo, no sin antes haber sufrido los avatares de la exposición de algunos futbolistas fuera del campo de juego, las opiniones a veces adversas de exjugadores y, quizás, el desarrollo del buen tino de cuándo y dónde colocar a algunos elementos que habían llegado al club”, dice a EL TELÉGRAFO Marcelo Lipovetzky, autor de la biografía de Barros Schelotto Gambetas y Berretines.

Su equipo carece de figuras de excepción desde la salida intempestiva al fútbol chino y a mitad del torneo del internacional Carlos Tévez. Sin un arquero reconocido (Agustín Rossi, que llegó a ser el tercer portero del equipo detrás del lesionado Guillermo Sara y del juvenil Axel Werner), Guillermo tuvo problemas para armar su defensa, su punto más flojo, donde terminaron jugando Leonardo Jara, Fernando Tobio, Lisandro Magallán y Jonathan Silva.  

Sin embargo, el ‘Mellizo’, que comparte ese mote con su hermano y ayudante de campo Gustavo, también exjugador de Boca, logró ensamblar un medio campo eficaz con el colombiano Wilmar Barrios -la gran figura de la última etapa del torneo-, el ex Real Madrid Fernando Gago y el aguerrido Pablo Pérez. Arriba la ofensiva fue demoledora con el juvenil Christian Pavón, el goleador Darío Benedetto y el habilidoso Ricardo Centurión, ya en la mira del entrenador de la selección ‘albiceleste’ Jorge Sampaoli.

“Este plantel será recordado como un equipo que ataca y te mata”, definió Barros Schelotto, después de lograr el campeonato local número 32 en la historia deportiva de Boca Juniors.     

El gran mérito de Barros Schelotto, que comenzó y terminó su carrera en el club de sus amores, Gimnasia y Esgrima de La Plata, fue sobreponerse a lo que toda la prensa vaticinaba como la gran debacle de su equipo. A cinco fechas pendientes, River Plate se le había colocado a solo un punto en la tabla y todo indicaba que el ‘xeneize’ se caía a pedazos. Sin embargo, Boca despachó al difícil Independiente y a Aldosivi, mientras su tradicional rival caía ante San Lorenzo y Racing en forma consecutiva.

La vuelta olímpica fue el corolario de un torneo en el que Boca fue el equipo más regular más allá de algún altibajo y que cerró con un triunfo de local ante Unión 2 a 1.

Este no es el primer título de Barros Schelotto como entrenador.  Tras su retiro del fútbol profesional en 2011 en Gimnasia, tras un paso por el Columbus estadounidense, el ‘Mellizo’ tomó un año después las riendas de Lanús, al que llevó a conquistar la Copa Sudamericana en 2013. Luego tuvo una experiencia fallida en el Palermo italiano, donde nunca pudo sentarse en el banco  por no estar habilitado y se marchó tras cuatro partidos hasta recalar en Boca. 

Lipovetzky asegura que el técnico “es artífice del equipo, con todos sus matices, aciertos y tropiezos que lo coronan como el mejor de Argentina y le da revancha internacional el año que viene. Allí está el próximo desafío, continuar por esta senda, pero con una línea de fondo que dé garantías. Su espíritu ganador ya lo inculcó”.  

¿Cuál será el futuro profesional de Barros Schelotto?

Lipovetzky responde: “A mi humilde entender, estará en Boca por un buen período. Es una persona conservadora, que le gusta estar donde se siente cómodo y, sobre todo, ganador. Es alguien con constantes desafíos, con un espíritu competitivo muy alto a través de una gran disciplina, situación que hizo que algunos se quedaran en el camino. Haciendo una proyección a largo plazo, lo veo dirigiendo en Europa, que es su objetivo y cuenta pendiente después de aquella incursión (en el Palermo) que no se ajustó bajo ningún aspecto a sus pretensiones profesionales”. 

Y agrega: “Algunos medios italianos me han hecho saber que esta experiencia en Boca es lo único que le faltaba para, a la postre, recalar en el Calcio. Hoy en día los entrenadores argentinos cuentan con una reputación importante a partir de lo hecho por otros colegas y las posibilidades son cada vez mayores, por lo que podría estar seguro de que su próximo paso después del ‘Xeneize’ es en Europa. No lo veo dirigiendo de este lado del mapa”. 

Para Lipovetzky, “después de una experiencia (futura) en el Viejo Continente podría ser un DT de selección, sin perjuicio de los vaivenes de la AFA (Asociación del Fútbol Argentino) y que, por suerte, tiene bastante competencia, tanto local como de colegas que militan en las primeras ligas del mundo. posee unas cualidades técnicas y un espíritu ganador innato”. (I)