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El Telégrafo

El régimen húngaro usó el fútbol como expresión de posguerra

Ferenc Puskas (primero de la izquierda) en un partido entre las selecciones de Hungría e Inglaterra.
Ferenc Puskas (primero de la izquierda) en un partido entre las selecciones de Hungría e Inglaterra.
25 de agosto de 2014 - 00:00 - Adriá Soldevila Rovira

Estamos en el año 1945, a finales de la Segunda Guerra Mundial. La URSS, victoriosa junto con Estados Unidos, domina y controla los países que habían estado bajo el gobierno nazi de Hitler, sobre todo, los situados en Centro Europa y Europa del Este.

Entre ellos, Hungría, un país fuertemente reprimido por la ofensiva soviética, que fue ocupado por el Ejército rojo y al que le fue impuesto un gobierno comunista. El Partido Comunista húngaro tenía poca fuerza, entre otros motivos por la experiencia de 1919 de Bela Kun (República de los Consejos), pero durante la guerra logró un aumento considerable de adeptos.

Antes de la guerra, el PC húngaro estaba integrado por 30.000 afiliados, en el año 1947 tenía 750.000 y en 1950 ya contaba con 950.000 afiliados, gracias a la fusión entre los partidos socialista y comunista. A partir de ese momento, el gobierno del país comenzó un proceso de identidad nacional soviético, donde ciertos sectores, como el fútbol, tuvieron una gran representación.

En el año 1949, el gobierno decide, como en la mayoría de países representados por un gobierno comunista, utilizar ciertos equipos de fútbol de primer nivel y convertirlos en clubes vinculados a las instituciones gubernamentales.

Cada ministro escogía un club, le cambiaba el nombre y lo convertía en el equipo de ese ministerio. En Hungría, 2  grandes clubes de la capital, Budapest, sufrieron cambios: El Kispest AC, el equipo del ídolo nacional Ferenc Puskas, pasó a ser el equipo del Ejército húngaro, bajo la denominación de Budapesti Honved SE y el Újpest TE, convirtiéndose en el equipo de la Policía, pasó a denominarse Úspest Dozsa, un nombre que creó cierta controversia.

En los países de Europa del Este, los clubes vinculados a la Policía de un país acogían la denominación Dynamo, como sucedió en Moscú, Kiev, Tiblisi, Dresde, Tirana, Bucarest y muchas otras ciudades en la antigua Unión Soviética y su entorno de influencia. Pero en Hungría, el Újpest no acató la orden. Tal y como explica Pál Varhidi, defensa del club durante esa época, “desde el gobierno querían llamarnos Dynamo. Es verdad que en los equipos de la Europa del Este acogieron este nombre, pero nosotros no quisimos”.

En una reunión con el ministro de Interior, János Kadar, un hombre que posteriormente fue el máximo mandatario del país, Varhidi explica que “Sandor Szucs, capitán del equipo en ese momento, dijo que como podía ser posible ponerle el nombre de Dynamo, cuando en la historia de Hungría había un montón de personajes importantes, como Giorgy Dozsa”. Este personaje fue un revolucionario húngaro hacia el 1500, represaliado y torturado. “Kadar nos dijo que mantuviéramos una pausa para la reflexión y, al volver, nos dijo que si queríamos que se llamara Dozsa, se llamaría Dozsa”.

Asesinato de Sandor Szucs

Durante la etapa comunista de Hungría, la represión a la emigración fue tal que cualquier persona que intentara abandonar el país era asesinado. Y esta medida no entendía ni de nombres, ni de popularidad.

Quien fue capitán del Újpest Dozsa y decisivo en el cambio de nombre del club, Sandor Szucs, decidió abandonar el país, tal y como lo harían posteriormente otros jugadores como Puskas, Kocsis o Czibor, que acabarían jugando en el Real Madrid (el primero) y en el FC Barcelona (los otros dos) y que recibirían la acusación de “traidores de la patria”, por lo que no pudieron retornar al país hasta 1981. El error de Szucs, sin embargo, fue de cajón. “Él y su esposa, una cantante famosa de aquella época, esparcieron sin contemplaciones su intención de salir del país. No lo hicieron en secreto”, lamenta Varhidi.

La detención y asesinato del capitán cogió por sorpresa a los compañeros y se convirtió en uno de los peores momentos de la historia del fútbol húngaro. “Es una tragedia, sobre todo para mí. Fue, precisamente, Szucs que me llevó al Újpest, porque decía que podía ser un buen sucesor. En ese momento mucha gente se iba, elegía el exilio, sobre todo durante la Revolución del 56. Se marcharon muchos jugadores, pero a él lo detuvieron y condenaron a muerte. Pasó todo de golpe. Cuando lo supimos quisimos salvarlo, tanto yo, como Puskas, pero la noticia nos llegó tarde y no pudimos hacer nada”.

Precisamente, Puskas admitió en una entrevista que lo más triste de su vida había sido no haber podido salvar a Sandor Szucs.

La Revolución del 56

El 14 de octubre se inició un proceso de cambios en Hungría al que podríamos llamar Revolución y que duró hasta el 4 de noviembre. Los dirigentes no habían cambiado y el secretario general del partido y primer ministro trató de presentar la revuelta como una amenaza contra el socialismo y acusó a los que trataron de romper los lazos con Moscú de fascistas.

La respuesta a este discurso fue radicalizar la postura antisoviética que se oponía a la dependencia de Moscú. Kadar, ministro de Interior, jugó un doble papel: salió de Budapest y se entrevistó con los soviéticos y, al margen del proceso del primer ministro, formó un nuevo gobierno para salvar Hungría de los contrarrevolucionarios.

El 4 de noviembre, los soviéticos llegaron a Budapest con 200.000 hombres y se enfrentaron al Ejército húngaro, que había reclutado a comandos anteriores a la guerra.
Durante la Revolución de 1956, el Újpest Dozsa se rrenombró a sí mismo Újpest TE, tal y como el club se llamaba en su fundación. Pero después de la victoria de los Soviets, el gobierno húngaro no permitió el uso de su antiguo nombre, terminando por volver a denominarlo Újpest Dozsa, en referencia a la ciudad y, sobre todo, a la Policía del país. Durante esa etapa, el equipo únicamente sufriría los cambios de nombre, sin llegar a notar el impacto directo de la Revolución.

“Durante la Revolución hasta el equipo no llegó casi nada, no nos sentimos atacados. Solo oímos tres o cuatro disparos de cañón. Fue un período tranquilo, no se fue ningún jugador y no oíamos nada de lo que ocurría en el país”, destaca Varhidi.

Kadar se convertiría en el jefe de gobierno durante 30 años, cumpliendo parte de las promesas, pero hizo una fuerte represión y más de 200.000 húngaros se marcharon hacia el exilio, entre ellos los futbolistas anteriormente citados.

La Hungría actual

Actualmente, Hungría es una República Parlamentaria dentro de la Unión Europea, después de cambiar su forma de gobierno en el año 1989. El Újpest Dozsa, en la actualidad, se llama Újpest FC y, como es natural, ha dejado de formar parte de la Policía nacional.

Esta última temporada, tras 12 años sin ganar ningún título, se han alzado con la Copa, trofeo que les permitirá disputar la UEFA Europa League el próximo curso.

Por otra parte, el Budapest Hónved, después de cambiar varias veces de nombre, ha querido mantener la denominación Hónved, aunque no sigue cercano al gobierno, ni al Ejército del país.

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