El París Saint-Germain ha sacudido el mercado futbolístico en Europa con la contratación inminente del extremo argentino Ángel Di María, que engrosa la nómina de estrellas del campeón francés, que recupera músculo económico tras la flexibilización del ‘fair-play’ financiero.  

El ‘Fideo’, como es apodado el jugador, dijo estar “muy contento” de unirse a su nuevo club, ayer en declaraciones a la cadena deportiva Bein Sports. Se espera que el exjugador del Manchester United firme en las próximas horas en París su traspaso al PSG, tras el reconocimiento médico al que se sometió el martes en Doha, la capital de Catar.

Desde la llegada al París SG de Qatar Sports Investments hace cuatro años, el equipo de la capital gala incorpora a una gran estrella en cada pretemporada: Javier Pastore (43 millones de euros) en 2011, Zlatan Ibrahimovic y Thiago Silva (más de 60 millones) en 2012, Edinson Cavani (64 millones) en 2013 y David Luiz (50 millones) en 2014.  

Di María se unirá a esta lista de astros por una suma estimada de 63 millones de euros. Se trata de un refuerzo de lujo para un equipo que domina en las competiciones nacionales (la temporada pasada logró un pleno histórico con Ligue 1, Copa, Copa de la Liga y Supercopa), pero que aún no ha podido extender su dominio a Europa, después de fallar en las tres últimas temporadas en cuartos de final de Champions.  

De 27 años, Di María viene de una Copa América exitosa en el plano personal, pero frustrante en lo colectivo, con la derrota de Argentina en la final contra Chile (0-0, 4-1 en los penales). Otro fracaso internacional de la Albiceleste, solo un año después de la final perdida ante Alemania en la final del Mundial de Brasil, que Di María no pudo jugar por una lesión muscular.

Imperial en Francia, frustrado en Europa; el París SG será el principal favorito al título de la Ligue 1, que comenzará mañana, un campeonato que por plantel y poderío económico del club de la capital será, parodiando el lema de los mosqueteros: “París contra todos y todos contra el París”.

El equipo dirigido por Laurent Blanc no tuvo rival el año pasado en las competiciones domésticas, logrando un histórico cuatriplete, después de ganar la liga, la Copa, la Copa de la Liga y la Supercopa.

Sin embargo, al París SG le falta un gran éxito continental para lograr el reconocimiento europeo e internacional, y ese es el gran objetivo para la quinta temporada desde el desembarco en el club del propietario catarí.

No parece que la competencia vaya a ser en Francia mucho mayor de la que tuvo el PSG la pasada temporada. El pasado sábado apenas necesitó 17 minutos para marcar dos goles al Lyon, actual subcampeón, y ganar el primer título de la nueva temporada: el Trofeo de Campeones (o Supercopa).

Ese partido de presentación de la nueva temporada francesa no hizo sino confirmar el papel de archifavorito del PSG para lograr un cuarto título consecutivo y el sexto de su historia. Pero este dominio nacional no ha convertido aún al París SG en uno de los grandes del continente, a la altura del Real Madrid, Barcelona, Manchester United o el Bayern Múnich.

La prueba de ello es la gran cantidad de jugadores que han dicho ‘no’ al equipo francés: el habilidoso extremo holandés Memphis Depay se marchó al Manchester United, el turco Arda Turan prefirió el Barcelona, aunque no pueda jugar hasta enero; el inglés Michael Carrick continuará en el United, pese a la llegada de competencia; y el belga Kevin de Bruyne parece que acabará en el Manchester City.

El equipo campeón se ha reforzado con los fichajes del arquero alemán Kevin Trapp y del centrocampista Benjamin Stambouli, además, liberado de las restricciones del ‘fair play’, el PSG protagoniza uno de los grandes fichajes del verano, con la adquisición del extremo argentino Ángel Di María. (I)

Segundo año de Bielsa en Marsella

Difícil imaginar que Lyon, Mónaco o Marsella puedan rivalizar con el París SG en los torneos franceses. Lyon ha podido conservar gran parte de su efectivo con el que se proclamó subcampeón, pero su plantilla, aún joven e inexperta, deberá combinar este año la Ligue 1 con su regreso a la Liga de Campeones.  

Mónaco, tras su gran temporada europea (llegó a cuartos de la Champions), ha perdido piezas importantes como el centrocampista Geoffrey Kondogbia (traspasado al Inter) o al delantero belga Yannick Ferreira-Carrasco (fichado por el Atlético de Madrid).  

La esperanza de que haya alguna rivalidad llega con el Marsella, que vivirá el segundo año de la era Marcelo Bielsa. El técnico argentino ha podido formar el equipo que deseaba, con los fichajes que quería. Ha llegado al Marsella gente de experiencia, como Lassana Diarra o Abu Diaby, además de jóvenes con proyección, como el español Javier Manquillo, o los argentinos Milton Casco y Lucas Ocampos.

Pero Bielsa tendrá complicado sustituir a más de medio equipo titular del año pasado y que se marchó tras el final de temporada. (I)