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El FC Barcelona desgasta al técnico Luis Enrique

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La historia de Luis Enrique Martínez en el FC Barcelona tiene toda la apariencia de estar aproximándose a su final. No solo por su cuestionada gestión de la plantilla en esta temporada convulsa, sino porque el poderoso ‘entorno’ blaugrana se ha cansado de él. Y cuando sucede eso en el club culé hasta Lionel Messi podría darse por sentenciado.

Sobre la influencia decisiva que ejerce en el Barça ese misterioso ‘entorno’ -una especie de ente volátil sin rostro ni identidad conocida- ya se despachó a gusto Johan Cruyff en 1992 al culparle de una dolorosa derrota en Praga.

Alguno pensó entonces que el técnico holandés se había expresado mal -hay que tener en cuenta que ya había hecho algunas desconcertantes aportaciones al castellano como ‘gallina de piel’ y otras perlas similares-, pero era todo lo contrario.

Cruyff se había expresado perfectamente. Hablaba del ‘entorno’ con propiedad, aludiendo con él al ambiente que rodea al club, a la atmósfera blaugrana, en su opinión perjudicial para el equipo en aquel momento. Ese mismo entorno es el que tiene decidido que Luis Enrique se marche del club cuando concluya la presente temporada.

No le soportan, o para ser preciso, la intransigencia es mutua.

El propio director técnico culé es consciente de ello y en la pasada Navidad aprovechó el canal de televisión del club para comunicar, sin que nadie se lo preguntara, que acusa el desgaste de su tercera temporada al frente del equipo.

Todo indica que estas sorpresivas declaraciones formaban parte del primer acto de una representación teatral, algo que Luis Enrique maneja como un actor consagrado.

La segunda parte de esta historia la protagoniza la propia institución azulgrana al indicar que, si bien está dispuesta a renovar su contrato, necesita que el DT aclare su disposición a hacerlo y, sobre todo, que no demore su respuesta. De manera que en uno o dos meses, como plazo máximo, debería estar escrito el desenlace. En marzo o abril a más tardar, cuando ese ‘entorno’ maquiavélico que denunció Cruyff valore la trayectoria del equipo en la Liga, la Copa y la Champions League.

De momento, lo único que ha conseguido Luis Enrique con su actuación estelar ante las cámaras del canal televisivo blaugrana es disparar las especulaciones sobre su hipotético sucesor. Y en Barcelona rige ahora la máxima de que, si hay que buscar uno, ha de ser alguien que conozca la institución, “la casa”, como se conoce al club de puertas hacia adentro.  

A falta de información precisa, los parlamentos futbolísticos de la ciudad Condal han desempolvado los nombres de los sospechosos habituales para estas lides, es decir, Ronald Koeman, héroe de la gesta de Wembley de 1992 contra la Sampdoria y de la que, casualidades de la vida, este año se cumple un cuarto de siglo.

Tras el holandés suena Óscar García, otro antiguo integrante del Dream Team de Cruyff y DT del Red Bull Salzburgo austriaco, que acaba de decir prudentemente no al multimillonario jeque Al Thani, propietario del Málaga CF para suplir al dimitido Juande Ramos.

Sin embargo, el mayor sospechoso de todos es un amigo personal de Luis Enrique; el técnico del Athletic Club de Bilbao Ernesto Valverde, quien lentamente comienza a ser el centro indiscutible de los rumores más afinados ahora que se atisba el final de su fructífera etapa de cuatro años en el club vasco.

A su favor está lo bien que cae a la directiva de Josep Maria Bertomeu como eventual recambio de Luis Enrique para el banquillo del elenco catalán.

Exjugador del Athletic Club y también del Barça, el nombre de Valverde se envuelve en un fragante aroma de incienso cada vez que sale a la luz en boca de cualquier miembro del equipo culé lo que, siguiendo los códigos secretos que se manejan en el Camp Nou, es un síntoma inequívoco de que es el candidato favorito -de la dirigencia- para liderar el nuevo proyecto que han empezado a construir de cara a la próxima temporada.

Pero no será sencillo hacerle cambiar de camiseta. Consciente de que se trata de una gran oportunidad para su fulgurante carrera profesional, el DT rojiblanco debe empezar a escribir en Bilbao un libreto similar al que en esta Navidad se apuntó Luis Enrique en Barcelona. Y por el momento mantiene un respetuoso silencio.

También es cierto que la educación de Valverde y sus relaciones sociales, incluida la prensa, no se parecen en nada a las que ha cultivado el técnico blaugrana durante estos años. De hecho, al asturiano le persiguen varios incidentes protagonizados en sus cada día más ásperas ruedas de prensa.

El pasado año, por ejemplo, después de perder en Valencia se cubrió de gloria intentando humillar a un periodista mofándose de su apellido, algo que solo estilan los niños estúpidos. En otra ocasión arrebató la libreta de anotaciones a un periodista crítico con su trabajo y la arrojó a un acuario lleno de peces.

Y así una detrás de otra siempre que las preguntas no le parezcan oportunas. Si al final, como parece, decide bajarse de este emporio futbolístico que es el FC Barcelona en busca de nuevos retos, los medios de comunicación respirarán aliviados. O quizá no y le echen de menos. (I)

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