Votaron 75 dirigentes y se contabilizaron 76 votos. Hubo amenazas y hasta salidas intempestivas y sospechosas. Las elecciones para elegir al nuevo titular de la Asociación  del Fútbol Argentino (AFA) terminaron en escándalo.    

El mayor papelón en la historia de una de las instituciones deportivas más influyentes de Sudamérica  ocurrió en el gimnasio de futsal del predio oficial que posee la AFA en la localidad de Ezeiza, periferia sur de Buenos Aires, el mismo lugar donde fue velado su todopoderoso expresidente Julio Grondona el 1 de agosto de 2014. “Esto fue un mensaje del viejo”, susurró la asesora contable de la entidad, Liliana Ripoll, tras consumarse el bochorno en la noche del jueves pasado.

El escrutinio terminó en empate: 38 votos para el actual presidente, Luis Segura, sucesor de Grondona tras su fallecimiento, y otros 38 para el popular conductor de TV y vicepresidente de San Lorenzo, Marcelo Tinelli. Sobraba un voto.  Algunos se tomaban la cabeza, otros repetían “no puede ser” y a lo lejos se escuchaba una voz femenina que preguntaba “¿y ahora qué hacemos? La prensa argentina se hacía un festín con un escándalo que amenaza manchar el fútbol argentino en la era post Grondona, el eterno titular de la AFA y vicepresidente de la FIFA que murió antes de desatarse el caso de corrupción en la entidad rectora del fútbol mundial, en el que se lo menciona en forma cada vez más insistente en los informes del FBI. “Perdimos por AFAno” (por robo, en el argot local), tituló en su portada diario Olé.     
A Tinelli se lo veía abatido. “Vamos a tomar como un error lo que pasó. Pero nadie tuvo los votos que pensaba”,  dijo. Segura, a su vez, señaló: “Lo que pasó es un papelón, pero hay que tomarlo como un empate. El mensaje es que no hay ganadores ni perdedores, sino un llamado a la unidad”.

El ‘error’ al que aludía Tinelli se habría producido por ‘dos boletas pegadas’ para un mismo candidato.  Al parecer, durante el escrutinio se fueron retirando los votos de los sobres para colocarlos sobre la mesa y así iniciar el conteo. En este procedimiento se constató la existencia de dos casos de ‘boletas pegadas’ y se procedió a romper uno de los votos para evitar duplicaciones. Pero habría habido un tercer caso que no se detectó. Y se desató el escándalo a pesar de que todo el proceso fue seguido de cerca por tres inspectores de la Inspección General de Justicia y hasta del Defensor del Pueblo de la ciudad de Buenos Aires, Alejandro Amor.

Amor descartó fraude. “Esto fue un error humano, lamentable, que generó un hecho bochornoso para la Argentina. Pido disculpas. No fue un hecho doloso. No hubo fraude. Las boletas eran muy chiquitas y muy finitas. Un poco más grandes que una tarjeta personal”.

Desde el gobierno, opinó el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, presidente de Quilmes en uso de licencia: “Es una de las tantas posibilidades que la magia ofrece. Esto es tragicómico”, ironizó.

Pero esa no fue la única sospecha de la jornada. Horas antes dos presidentes de clubes del ascenso, de Excursionistas (cuarta división), Angel Lozano, y Central Ballester (quinta), Marcelo Pereira, fueron amenazados. Pereira, que iba a votar por Tinelli, decidió no ir después de que una llamada telefónica anónima le advirtió que si participaba en la elección su vida corría peligro. “Me dijeron que no fuera a votar porque me iban a cortar la cara”, dijo. Su lugar fue cubierto por el representante del club Muñiz, de su misma categoría. No se sabe a cuál candidato respaldó el delegado de este equipo.

Lozano también recibió amenazas. En la puerta del edificio en el que vive en la ciudad de Buenos Aires apareció una pintada con la leyenda “Angel traidor ladrón”, al parecer por su anunciado voto a Tinelli. Lozano finalmente votó, pero tras consumarse el escándalo se retiró enseguida del predio de la AFA, al igual que el presidente de Crucero del Norte (que acaba de descender a segunda división), Julio Koropeski. Cuando se barajó la posibilidad de repetir la votación, se tomó lista y se constató la ausencia de estos dos representantes. Por eso no se pudo volver a votar.  La elección entonces entró en un cuarto intermedio y se postergó el comicio.

Las posibilidades que se barajan ahora son varias. Se habló de una lista de unidad presidida por el presidente de Belgrano de Córdoba, de la primera división, Armando Pérez, un dirigente considerado el favorito del mandatario electo Mauricio Macri. Pero entrada la madrugada, las huestes de Tinelli exigieron una nueva elección antes de fin de año.  

En las filas del conductor de TV  se lanzaban fuertes críticas a “ocho traidores” a los que decían tener identificados, que prometieron votar a su candidato y terminaron eligiendo a Segura.

Lo cierto es que la AFA se perdió una oportunidad histórica de democratizarse después de 35 años de dominio absoluto de Grondona, que había asumido las riendas de la entidad en 1979, hasta su muerte en 2014. Durante su gestión solo una vez fue reelegido por voto secreto. Todas las demás veces fueron a mano alzada y nunca nadie, como “candidato único”, se animó a contradecir a “Don Julio”.

En el meñique de su mano izquierda tenía un anillo con la enigmática frase “Todo pasa”. Pero en el fútbol argentino pasa de todo. El jueves la justicia estadounidense pidió la captura de dos exdirigentes ‘grondonistas’ involucrados en el escándalo de la FIFA, Eduardo Deluca y José Luis Meizner. Un día después, el bochorno ganó las elecciones de la AFA. (I)