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El Telégrafo

Voces alertan sobre un ESCENARIO QUE SERÍA NEFASTO: NO CLASIFICAR AL Mundial Rusia 2018

A un año del 7-1 ante Alemania, la selección brasileña aún no encuentra salidas

A un año del 7-1 ante Alemania, la selección brasileña aún no encuentra salidas
09 de julio de 2015 - 00:00 - Pablo Giuliano. Corresponsal desde Sao Paulo, Brasil

Un año después de la mayor humillación sufrida por la selección brasileña, la derrota por 7 a 1 ante Alemania en la semifinal del Mundial 2014, los fantasmas sobre el fútbol de los 5 veces campeones del mundo no se han dispersado.    

La crisis del fútbol brasileño continúa y una muestra de ello es la penosa eliminación en cuartos de final hace dos semanas en la Copa América. La página también es policial: el presidente del comité organizador del Mundial, José María Marín, un exgobernador de la dictadura militar, está preso en Suiza acusado de corrupción, en el marco de la operación del FBI contra la FIFA.

En el plano netamente futbolístico, ya existen voces que alertan sobre una situación que sería inédita: no clasificar al Mundial 2018.

Hace un año, el 8 de julio de 2014, el estadio Mineirao, de Belo Horizonte, fue el escenario de la mayor goleada recibida por Brasil: “Fue un apagón del equipo”, explicó Luiz Felipe Scolari, quien luego de la debacle renunció a la selección, tuvo un opaco paso por Gremio de Porto Alegre y actualmente dirige en el millonario fútbol chino. Su nombre, pese a ganar el Mundial 2002 con Ronaldo y Rivaldo, quedó archivado en la memoria negativa.

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Brasil había sufrido la baja más importante: Neymar, lesionado en el partido de cuartos de final frente a Colombia. Su reemplazante en esa ocasión fue el joven Bernard, que fue deglutido por la defensa alemana. Partido en dos y sin comandante, esta generación brasileña y los 60 mil espectadores que esperaban una fiesta recibieron un golpe mucho más feroz que el ‘Maracanazo’ de 1950, en el cual Uruguay venció en una final impensada por 2-1.

Claro que en aquella época Brasil no era una potencia, ya que su primer título fue 8 años después, en Suecia. Lo explica con claridad Roberto Rivelino, figura del Brasil campeón mundial de 1970, tal vez el mejor equipo de todos los tiempos. “Esta es una marca para siempre. Se puede perder, pero no de esta manera. Sufrimos una vejación. Fue peor que el ‘Maracanazo’. Aquello, al contrario de esta tristeza, fue una decepción”.

La televisión regaló grandes escenas de llanto desde el estadio Mineirao, sobre todo de los más pequeños. “Imagine lo que significa ese 7-1 para un niño. ¿Qué se le dice a un niño después de ese 7-1?”, se pregunta Riva, exjugador de Corinthians y Fluminense, que ahora comanda una de las escuelas de fútbol infantil en Sao Paulo.

“El resultado dejó un mensaje simbólico, un grito de horror, un pedido desesperado de ayuda, merece una larga reflexión sobre nuestro fútbol”, escribió Tostao, campeón mundial en 1970 y el más respetado columnista de fútbol de Brasil.  

A un año del 7 a 1, la dirigencia busca respuestas a la altura del tamaño y del peso de Brasil. Es por eso que el actual presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), Marco Polo del Nero, sucesor y amigo del preso Marín,  convocó una suerte de ‘consejo de sabios’ para darle alguna salida a un fútbol dominado por los grandes clubes, todos endeudados, que dependen de los contratos que firman con TV Globo, la ‘dueña’ del fútbol.

Dunga, quien había fracasado en cuartos de final en Sudáfrica 2010, asumió nuevamente el cargo. Él participa en el Consejo de Desarrollo Estratégico del Futbol Brasileño, que se reunió por primera vez el lunes pasado, en Río de Janeiro.  

“Debemos dejar de buscar al Pelé que nos salve y formar jugadores arriba del promedio. Es necesario corregir la expectativa de tener un crack todos los días. Hay que buscar nuestra forma de jugar y de vencer”, explicó Dunga esta semana.  

Otro de los ‘sabios’ fue Mario Lobo Zagallo, técnico de Brasil 1970, 1998 y ayudante de Carlos Alberto Parreira en 1994 y 2006, que descarta los miedos ya lanzados par las eliminatorias sudamericanas y apuesta a vencer en el Mundial 2018.

“Dunga ya demostró toda su capacidad, ahora tenemos el objetivo de ganar el Mundial. No hay que preocuparse por las eliminatorias y sí por ganar en 2018.

Otro extécnico de la selección, Paulo Roberto Falcao, figura del Brasil en el Mundial 1982, aseguró: “Debemos fortalecer los clubes a través de las divisiones inferiores, formar deportistas a partir de los 7 u 8 años, y darle prioridad al talento”.

Parreira recomendó aplicar la fórmula alemana de expandir por el país los centros de entrenamiento, invertir por una década en jugadores y proyectos de formación. “El ejemplo de ellos debe servirnos”.  

El zaguero David Luiz, símbolo de este equipo hasta la semifinal, dejó el campo llorando, pidiendo perdón a los pocos hinchas que aún quedaban en el Mineirao. Rápidamente se lo comparó con la imagen de Moacyr Barbosa. Fallecido en 1998, Barbosa era el arquero del ‘Maracanazo’, el hombre que no detuvo el remate del uruguayo Alcides Ghiggia y que se convirtió en el condenado social de Brasil.  Un año después del 7-1 que humilló a Brasil en 2014, Barbosa descansa en paz. (I)

 

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