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“Loustau le debe un título de América a Barcelona”

“Loustau le debe un título de América a Barcelona”
08 de marzo de 2013 - 00:00

Faltaban 20 días para que el DT uruguayo Luis Cubilla cumpla 73 años de vida, pero murió el pasado domingo. Arrancó como jugador en el Peñarol de 1957, en el 60 ya formaba con Spencer una gran dupla de ataque, y anotó el gol del empate en Asunción ante Olimpia, que le dio a los ‘Aurinegros’ el primer título de campeón de toda la Copa Libertadores. Quién podría imaginar que 19 años más tarde lo haría campeón de América al mismo Olimpia como DT, y lo repetiría en 1990 al empatar con Barcelona en Guayaquil 1 a 1.

Un cáncer gástrico puso el fin a su vida; atrás quedan 9 campeonatos uruguayos ganados como jugador: 4 con Peñarol, 4 con Nacional y 1 con Defensor. Justamente con los violetas rompió la hegemonía histórica y la supremacía total que había mantenido Peñarol y Nacional en los títulos.

Falleció tras un largo tiempo en terapia intensiva el célebre gordo Cubilla, que jugó 3 mundiales con la celeste uruguaya (62, 70 y 74). Como jugador brilló en los mejores equipos del mundo de su época: Peñarol, River Plate argentino, Nacional de Uruguay y el mismísimo Barcelona de España. Tuvo el récord de haber sido el único que fue jugador en Barcelona de España y entrenador en Barcelona de Ecuador.

Su vida fue la de un ganador total, el gordo llegó inclusive a ser campeón de la Intercontinental 1971 como jugador con Nacional y 1980 con el Olimpia como técnico. Justamente al Rey de Copas (Olimpia) le dio 7 de las 8 coronas internacionales obtenidas.

Pero, qué mal le pagó el equipo paraguayo. Cubilla se fue sin poder cobrar una plata gruesa que le debieron sus anteriores patronos. Con su muerte se fue el pedazo más grande de la gloria del Olimpia. Acababa de ganar hace poco más de una semana una demanda por un monto millonario al club Olimpia, por sus últimos servicios prestados. Sangre de ganador y alma de luchador, el gordo era un cascarrabias; pero, ¡cómo sabía de fútbol!

Barcelona de Guayaquil no podía faltar en su trayectoria y el 2007 Galo Roggiero lo trajo al Ídolo, y fue aquí, en Guayaquil, donde desclasificó ante mí algunos archivos que hoy, después de su muerte, los voy a revelar.

Cuando le pregunté ¿por qué en 1990 fue campeón Olimpia y no Barcelona? Me dijo: “Porque los directivos del Olimpia hicieron mejor las cosas que los de Barcelona”. Le inquirí, ¿en qué forma lo hicieron mejor? Y me respondió: “Barcelona no era bien visto en la Conmebol, porque su dirigencia nunca tuvo empatía con la cúpula de la Confederación”. Ya en 1989 Olimpia perdió la final ante Nacional de Medellín, con el arbitraje de Juan Carlos Loustau, y en mayo de 1990, Loustau recibió el apoyo de Conmebol que lo promovió en FIFA para que sea el árbitro de la final del Mundial de Italia (siempre y cuando Argentina no llegue a la final).

El árbitro argentino estaba doblemente comprometido por esta distinción, aunque no pitó la final (fue el mexicano Codesal, yerno de Javier Arreaga, el mandamás del arbitraje en FIFA). “Cuando se juega la primera final en Asunción, hicimos un acercamiento con los réferis uruguayos que eran mis compatriotas (Juan Daniel Cardellino), pero en ese partido no necesitamos de su ayuda porque fuimos superiores a Barcelona 2 a 0, y la noche anterior al partido planificamos mandarle la barra brava de Olimpia al campo de entrenamiento de BSC y los ablandamos”.

“Para la final en Guayaquil, con el 2 a 0 logrado en Asunción, hasta podíamos perder 1 a 0, y fue allí donde Loustau pagó el favor a la Conmebol por lo de Italia 90 y nos dio una manito. Oswaldo (Domínguez Dibb) lo presionó tan fuerte, inclusive cuestionando su designación a pesar de que sabíamos que él nos iba a favorecer. Los ingenuos directivos ecuatorianos imaginaron que entre Loustau y Oswaldo había un distanciamiento; pero las decisiones del réferi argentino de anular un gol legítimo al 9 de ellos (Uquillas), la no repetición del penal fallado por Acosta con el adelantamiento de nuestro arquero Almeida, también fue clave en la conquista de nuestro segundo título”.

“Espero, Muñoz, que vos, mientras yo viva, no reveles esto; pero a mi muerte te autorizo para hacerlo, jajaja. La gente de Olimpia al final no se portó grata conmigo y más bien ha sido Barcelona el que me ha dado la mano al terminar mi carrera. Aquí me han tratado como un rey y yo quiero tener en paz mi conciencia. Me voy de Guayaquil sin haberle dado un título a Barcelona, pero quedando tranquilo en mi interior. Sé que algún día Barcelona despertará de este letargo (1997-2007) y resurgirá como un monstruo en América”. Luis Cubilla, genio y figura hasta la sepultura.

Espero que con esta revelación los directivos del Ídolo hayan aprendido la lección más dura de su historia, que en las finales hay que cuidar todos los detalles y que en algunas de ellas, el último lugar donde se ganan los partidos es en la cancha.

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