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Una mirada ‘al interior’ de Marcelo Abril

Una mirada ‘al interior’ de Marcelo Abril
20 de julio de 2013 - 00:00

Cuando alguien se pone en contacto con sus canciones llega a sentirse parte de una tranquilidad que atrapa. Suave, con pocos instrumentos, lenta, nada comercial, así es su música. Cuando él habla de su propuesta es también pausado, meticuloso con sus comentarios, como quien anhela no olvidar nada.

Se trata de Marcelo Abril, un guayaquileño de 27 años que desde niño sintió inclinación por el mundo artístico en general. De hecho, antes de dedicarse totalmente a la música realizaba pinturas. Dejó de lado esa actividad porque considera que la devoción por la melodía requiere el 100% de su atención. “Hay una confusión en el cerebro de las personas: si tú no te dedicas a una sola cosa la gente no te cacha”, comenta en un intento de explicar el porqué finalmente se dedicó a la música del todo, pues asegura que esta “fue tomando más peso” en su vida.

En su etapa de pintor, Marcelo se inclinaba por el expresionismo, un movimiento artístico que defiende la realización de obras muy personales, y que no ha dejado del todo, pues sus temas también reflejan su interior. “Animal / me siento tan animal. / Visceral, / natural, / ser mortal, / soy real. / Detenerse es avanzar. / Un estado personal. / Tener mucho no siempre es progresar. / (…) todos somos animales”, dice en una de sus líricas.

Tienen mucha tristeza y a veces mucha alegría. “Las letras de mis canciones son una cosa bastante fusionada, como la vida, en donde encuentras muchos ‘sí’ y ‘no’ al mismo tiempo”. Al ser personal, su música puede llegar a otros. “Creo que la gente se puede sentir identificada con mis canciones”, asegura. “Hoy / decido y me voy / me alisto y me voy / ligero me voy… / yo / seguro estoy / tranquilo estoy / dispuesto me voy. / Soy de esta nave el control / con todo y dolor…”, propone en otro tema.

Sus conocimientos musicales se limitan a las clases de guitarra que recibió hace 12 años. Aprendió lo básico: las notas. Sin embargo, la de Marcelo no es una música convencional y él lo sabe.

Considera que los viajes que realizó y realiza aún en su vida son de alguna manera su inspiración. Esto le ha permitido empaparse un poco de lo que llama “música más culta” y no quedarse con lo que recibe de los medios en general.

En esta parte es casi imposible no mencionar a su padre, que fue quien le inculcó gustos por el folclore latinoamericano, con nombres como Facundo Cabral, Víctor Jara y Mercedes Sosa, y la salsa, género que “es bastante experimental”.

Con esta amalgama de melodías en su mente, Marcelo asegura ahora: “La música no es solo una cosa que se repite, sino el sonido puesto en orden; es una fórmula”. Se dio cuenta de esta primicia y de que también él podía descomponer y componer su propio sonido.

Sus inicios los vivió a los 21 años. En una banda de música experimental. De ahí su estilo, al que no encasilla en un género, pero que si habría que describirlo lo etiquetaría como un folk rock latinoamericano, con recursos andinos.  

Estructurar una melodía no le parece nada complicado, con esa seguridad característica de las personas que hablan de algo que les gusta, comenta: “Las canciones se me componen en la cabeza. Agarro la guitarra y solo las busco”.

Es esa convicción de hacer lo que le gusta lo que lo llevó a enfrentar uno de sus lados débiles: su timidez ante el público, sobre esto opina con algo de humor: “Ser tímido me ayudó a tener personalidad, no fui el extrovertido que ya entiende cómo es, debí descubrir cómo hacerlo”.

Admite, sin embargo, que le agradan más las presentaciones masivas, pues en entornos más íntimos le resulta más difícil. En masas ve a su público de forma más general y no debe preocuparse por los detalles personalizados.

Admira a colegas locales como Ricardo Pita y Héctor Napolitano, que, a su decir, poseen un arte que trasciende en la cultura de una sociedad. “Aquí la música es muy perecedera, haces una canción para dos días y ya, o es limitada solo para un público. Aspiro a que mi música no caiga en estos vicios”, reconoce.

De las canciones que tiene en soundcloud.com/marcelo-abril, algunas fueron grabadas de forma casera, en otras recibió el apoyo de Hugo Vejar, músico de la banda Pasajero, con quien mantiene una amistad de muchos años.

En su carrera como cantante es muy cuidadoso con los detalles, lo que lo empuja a ser su propio productor visual. Así, los efectos en vídeo que se ven en sus conciertos son en base a la autogestión.

Actualmente se dedica a producir este material artístico, para el que utiliza secuencia de fotos, dibujos y edición básica de vídeo en programas no tan sofisticados que le sirven igual.

No es conformismo. Lo que Marcelo hace con su propuesta es más bien minimalista. Su guitarra, por ejemplo, es la primera que adquirió en su etapa de músico, tuvo otra, sí, pero la perdió en la playa, así que no se complica y utiliza la que ya tenía en casa.

En Internet, Marcelo Abril tiene una docena de canciones que se pueden escuchar gratis. Algunas ya superan las 300 reproducciones. ¿Quiere escucharlas?.

ENTÉRATE

Marcelo Abril estudió Artes Plásticas en el ITAE.

Además de la guitarra, también domina las percusiones, aunque no de forma académica.

En su vida entra también una faceta de deportista y explorador. Fue escalador y le encanta viajar, admite.

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