Casi a la medianoche los venezolanos Carlos Baute, Servando y Florentino Primera volvieron al escenario del Centro de Convenciones Simón Bolívar para acompañar a su compatriota Franco de Vita. 

El ambiente era tropical, al ritmo   de Traigo una pena. Era casi el final de un concierto de tres horas en las que De Vita alternó sus baladas, con algo de pop rock y hasta un aire caribeño. Era  más bien la reinvención de sus canciones, a punta de saxofón, trompetas, trombón y hasta violín, que se pueden apreciar en el disco Franco de Vita en primera fila, el que lo trajo de regreso al país con la gira Mira más allá.

Baute, Servando y Florentino no fueron los únicos invitados, pues De Vita siempre agradece al público ecuatoriano por abrirle las puertas hace 26 años. Él recuerda que fue el primer país que visitó como solista.

Y como muestra de gratitud invitó a Daniel Betacourth y Mirella Cesa.
Después de ¿Dónde está el amor?, la canción con la que empezó el recital a las nueve de la noche; Louis, Fuera de este mundo, que incluyó el solo de violín que ejecutó el también bajista mexicano Iván Barrera; apareció Betancourth.

-Daniel vino de despedir a su abuelita, así que le dedicará el concierto a ella. Es tan profesional que aún así no me falló y vino a cantar- relataba De Vita al público, mientras sonaban los primeros acordes de Cálido y frío, la canción que ambos interpretaron.

Cuando la terminaron, el cantautor venezolano, de 58 años, le pidió que se quedara un rato más.

-Daniel, no te puedes ir sin cantar- le insiste De Vita, mientras le cede su guitarra de palo.

-¡Wow! Franco de Vita me acaba de pasar su guitarra. ¿Saben lo que es eso?- decía Betancourth a las casi seis mil personas que acudieron al recinto y de su garganta soltó No me pidas tiempo. De Vita lo observaba como si fuera su fan de toda la vida y le pidió otra más. El guayaquileño accedió con su famosa Seductora.

Luego fue el turno de Cesa, quien rodeó a De Vita, que se había sentado para tocar Tan solo tú con el piano. De hecho, Cesa recordaba -a ratos- la performance de Alejandra Guzmán, quien grabó esa canción para Franco de Vita en primera fila.

Con De Vita todos son protagonistas. Parte de su éxito tiene que ver con los músicos que lo acompañan. Uno de los que sobresalió en esta nueva aventura fue el melenudo guitarrista español José Barragán, quien con sus “riffs” y solos le daban un toque rockero, a ratos metalero. Y eso se percibió en Somos tres, una de las más antiguas que tiene De Vita.

Servando y Florentino aportaron al concierto con Si yo fuera tú y luego con Si la ves, que originalmente De Vita había grabado con el hace tres años disuelto dúo Sin Bandera para el álbum Stop (2005).

Pasadas las diez de la noche, el turno fue para la ojiverde costarricense Debi Nova, quien tocó el  piano del artista llanero. Juntos cantaron Si quieres decir adiós.

De Vita la admira tanto que le solicitó una suya. Ella lo complació con A corazón abierto, que fusiona algo de bossanova con jazz y hasta flamenco, un híbrido al que le llama tropical soul.

Después de que De Vita cantó su clásica Te amo, intervino Baute con Colgando en tus manos.  Luego repasaron Tú de que vas.

De Vita aún estaba contagiado con la onda tropical del rubio Baute y soltó Si tú no estás aquí, que incluyó algunos pasos de baile como antesala al popurrí que incluyó a Será, Ya lo había vivido, con el solo de saxo que ejecutó Domingo Fallaco.

También destacaron Manuel Víquez, el otro guitarrista; el corista Pedro Rodríguez; el tecladista cubano Adrián Gimar; el percusionista José Gregorio Hernández, el percusionista y el resto de la banda.

Solo quedaban Traigo una pena, No basta, No hay cielo y Buen perdedor con la que termina esta historia en “primera fila”.