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El Telégrafo
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Philip Glass compone un “poema” a partir de la vida de Walt Disney

Philip Glass compone un “poema” a partir de la vida de Walt Disney
07 de enero de 2013 - 00:00

Hace 50 años, Philip Glass rompía moldes con una música hecha para ser sentida más que entendida, y, desde entonces, ha fascinado a públicos cada vez más jóvenes con óperas como la que estrenará mundialmente en el Teatro Real de Madrid sobre Walt Disney, “una especie de poema” que, augura, se convertirá “en un símbolo”.

El estadounidense, que el día 29 cumplirá 76 años, está muy pero que muy contento con su vuelta al Real, donde estrenó ‘El Corvo Branco’ hace 15 años; “parece que todos están muy contentos conmigo y me tratan como a un viejo amigo”, se ríe feliz en una entrevista.

El estreno de The perfect american será el día 22 y él “va y viene” para atender a sus otros muchísimos compromisos, pero está seguro de que todo irá “como la seda” porque ha confiado la dirección musical a Dennis Russel Davis, quien ha interpretado su música durante más de 30 años, y la escena a Phelim McDermott, que ya se ocupó de su ópera ‘Satyagraha’ para el Metropolitan de Nueva York.

Ha dedicado a la que es su vigésimo cuarta ópera, “una sugerencia” que le hizo hace cuatro años el intendente del Real, Gerard Mortier -a partir de la novela de Peter Stephan Jungk ‘El americano perfecto’-, mucho tiempo y esfuerzo porque quería que fuera algo “maravilloso” y está seguro de haberlo logrado.

La ópera, una coproducción del Real y la English National Opera (ENO) de Londres -donde se estrenará en junio-, se aproxima a la vida de Walt Disney en oposición al mundo feliz e ideal del Pato Donald.

No es, subraya, un “documental” aunque lo esencial de la historia sea “absolutamente cierto”, por ejemplo, que Disney, como sostiene la leyenda popular, no está congelado sino que fue incinerado pocas horas después de morir.

“Es una especie de poema, un símbolo. Es más, voy a ser honesto: es una obra muy interesante”, bromea de nuevo el prolífico autor, que firma además de una veintena de óperas, 20 ballet, 8 sinfonías, varios conciertos para piano, violín y cuartetos, medio centenar de bandas sonoras y está inmerso en la preparación de obras para Finlandia y Australia.

Esta biografía de ficción sobre Disney, centrada en los tres últimos meses de su vida, recalca que el “padre” de Mickey Mouse tuvo una infancia y una juventud desgraciadas y unos años finales “inimaginablemente aterradores” dominados por una personalidad de una “corrección política” casi de “pesadilla”.

En la fábrica de sueños de Disney, descrito como un racista, misógino y antisemita en el libro de Jungk, solo los hombres podían dibujar, aunque él nunca creó personalmente ninguno de sus personajes, y las mujeres debían limitarse a colorear.

“En términos de cultura americana creó un universo que conoce todo el mundo. Hizo películas y creó personajes ubicuos que han trascendido. Inventó un género y lo convirtió en cultura popular”, recalca, pero a él lo que más le ha interesado de un personaje “tan importante como Einstein” es que no era un intelectual y sí alguien con mucho talento.

En este punto recuerda que su hijo de 11 años -tiene otro de 10 y otros dos de su segundo matrimonio, de 41 y 43- le dijo un día que tenía su futuro muy claro: se iba a esforzar mucho en hacer una cosa y que luego “tendría talento en ella”.

“Yo empecé a los 20 en el teatro. El 80% del trabajo que he hecho tiene que ver con el movimiento escénico. La verdad es que creo que si empleas tu vida en hacer algo acabas haciéndolo bien y cada día mejor”, se ríe de nuevo.

Glass ha sido capaz de inventar un nuevo lenguaje musical que “quizá”, especula, tenga “algo” que ver con su formación matemática y filosófica.

Inmerso en el lenguaje digital, su música es circular, es decir “ciclos y reciclos” con cambios a partir de un elemento aritmético, permutaciones de ocho elementos, como en “Einstein on the beach”, la biblia del minimalismo desde que se estrenó en 1976 en el Metropolitan de Nueva York.

Es “totalmente digital”, pero no tenía ni idea de lo que era eso hasta que la gente joven que abarrota sus conciertos le habló de ello porque su audiencia en lugar de envejecer, “como les pasa a los que van a escuchar a los Rolling”, se regocija, se renueva.

“Mi música es como es. Abstracta como la propia naturaleza. Es una complicada forma de salvación, que a la vez te libera y te ata”, asegura.

Glass desarma con su falta de pretensiones, con su naturalidad y el cuidado y atención que pone en cada una de sus observaciones aunque estas poco tengan que ver con la pregunta que se le hace porque, advierte, “el viaje es siempre más importante que el destino”.

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