Al escuchar alguna canción de Ulises Hadjis se percibe un toque de pop, rock, indie, folk y más géneros, según lo que él quiera transmitir a la gente.

Y aunque es venezolano su estilo vocal recuerda a los argentinos Fito Páez y Alberto Spinetta, pero de este último con un tono menos alto. Lo mismo sucede con su base instrumental, que pese a ser variada, conduce a Charly García, otro argentino, y a músicos británicos, como Sting y Peter Gabriel.

Aquello se evidencia más en Cosas perdidas, su segundo y anterior disco (2012) con canciones como ‘Dónde va’ que tiene una marcada influencia de sintetizadores, mientras que ‘Ópera prima’ incluye ukulele, pero con un toque funky por su sonido de bajo. ‘Lo haré tiene algo de bossa nova, y ‘Doble matiné’ suena rockabilly por su ritmo de batería.

Pero Hadjis, quien ahora vive en México, no se hace problema al momento de encasillar a su propuesta musical y simplemente la define como un pop rock alternativo.

Tras la publicación de Presente (2008) y Cosas perdidas, Hadjis quiso tomarse un tiempo para grabar un disco más personal.

Y el resultado de eso es Pavimento (2015), el álbum que lo trajo a Ecuador para una gira que empezó hace casi dos semanas en Quito y recorrió Piñas, provincia de El Oro, pasando por Guayaquil, Cuenca y Portoviejo.

“En mis primeros discos fui más un ‘storyteller’ (contador de historias), quizás con estilo de Paul McCartney. Me inspiro mucho en la cotidianidad, en lo que veo a mi alrededor, sin importar donde esté. La diferencia de Pavimento con mis trabajos anteriores es que quise reflejar más de mí. Concebí un disco más adulto. Hay canciones que tienen mucho de mí, aunque no necesariamente sean de forma directa”, explica el cantautor nacido en Maracaibo hace 31 años y que tiene ascendencia griega por su apellido paterno.

Tiene líricas muy pensadas (hasta filosóficas) en sus canciones, quizás con un aire de excentricidad propio de su padre, quien también tocó guitarra y piano.

En el caso de Ulises, esos no fueron los instrumentos con los que empezó su recorrido por los escenarios. “Aprendí a tocar la guitarra cuando tenía 12 años, pero empecé mi carrera tocando batería a los 14. Yo estaba en bandas que se inclinaban más por improvisar en jam sessions. Ya en 2001, cuando tenía 17, formé parte de un grupo llamado Julia hasta 2004 como baterista”, relata el músico, quien en 2010 compartió un Grammy Latino con sus compatriotas Voz Veis.

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Hace 10 años decidió convertirse en solista. Para entonces conoció al productor Roberto Rincón, con quien trabajó en sus discos Presente y Cosas perdidas, que le permitieron a Hadjis darle rienda suelta a sus referencias de los 80 y 90, especialmente del disco La hija de la lágrima, de Charly García (1994). Según el artista maracucho, su influencia se refleja más en el uso de teclados.

“Era la música que me marcó en mi adolescencia. Es verdad que internacionalmente Venezuela se ha caracterizado más por sus baladistas, como Franco de Vita, Ricardo Montaner y otros, más tropicaleros como Óscar D’ León, pero allá también hay mucho movimiento de rock y pop que han permitido el surgimiento de bandas más fiesteras o de gozadera como Caramelos de Cianuro, Los Amigos Invisibles o Zapato 3. Lo mío tiene influencias de los 80, de los inicios de Fito Páez, que dan un sonido más light”.

De las 13 canciones que tiene Pavimento, aparece ‘Consecuencias y reclamos’ como primer sencillo, aunque en el álbum consta como el sexto track. Se trata de una canción que dura 3 minutos y medio, con la colaboración de ‘Esteman’, Willy McKey, Heberto Añez y Juan Pablo Vega.

No obstante, el también venezolano Andrés Levin es el productor de Pavimento. Levin es responsable de éxitos de Miguel Bosé, Fonseca, John Legend, Paulina Rubio, Aleks Syntek, Ana Torroja y más.

Con él grabó en 4 sitios distintos: Artico, de Leonel García, el ex-Sin Bandera; 316, del bajista Freddy Cañedo; Discos Intolerancia, que pertenece a su sello en México, y un estudio casero.

Acerca de ‘Consecuencias y reclamos’, Hadjis dice que plantea “una reflexión sobre qué pasaría si él fuera otra persona e hiciera cosas con cierto riesgo de lo que luego deba asumir las consecuencias, sin opción a reclamos”.

El disco tiene otras canciones, entre ellas ‘En algún momento y ‘Movimiento’, esta última con un sesgo apocalíptico, al igual que ‘Al final del tiempo’.

Y es que esto último, más su idea de autorreflejarse, tiene que ver con el estado de ánimo que tenía cuando empezó a componer las canciones.

Y aunque no lo diga, ese estado de ánimo incluía la migración porque ya no se sentía cómodo en su país natal.

Y parte de las consecuencias a esa decisión de migrar tiene que ver su primer sencillo, u otros, como ‘Tal perdedor’ o ‘Basura’.

“Empecé a escribir las canciones aún en Venezuela. Tuve que depurar de 25 que compuse. La producción y posproducción ya es en México. Yo vivo ahí desde octubre pasado”, relata Hadjis, quien ha dado clases de música en la Berklee College of Music en Boston y la Universidad de Zulia, pero ahora está de gira en Ecuador. (I)