Su enfoque está en “la nueva generación de gente fiestera”. Seguramente la has escuchado confesándolo en una de sus canciones más recientes, populares y movidas. Canta, pero también actúa.

Baila e igual posa como modelo. Pone su nombre en un frasco de cristal dentro de una tienda y para allá corren millones. La gente la acorrala, la persigue, la consume con los ojos, la nariz, los oídos y la piel.

Entre todos los productos, las cintas, los discos y los shows que ha vendido desde que saltó al estrellato cuando interpretó a Selena en 1997, Jennifer López es sin duda una de las artistas latinas más famosas en el mundo y al término del 2012 figura entre las mujeres más sobresalientes de la industria del espectáculo en todo el mundo, como recalcan varios medios internacionales como El nuevo día.  

Con poco más de 18 millones de fanáticos en Facebook y un imperio valorado por Forbes en $ 52 millones, la llamada ‘Diva del Bronx’ tiene una magia que expertos describen como un talento especial para entretener a las masas.

A lo Marilyn Monroe

Hay un algo especial que tiene JLo y que el productor Ángelo Medina evalúa como “un atributo instantáneo” que ella despuntó al saber manejar la ola de latinos que impulsó Ricky Martin a finales de los 90.

“Baila y canta. No es un invento. No es ni buena, ni mala, pero tiene una habilidad increíble en el escenario para divertir”, sostuvo quien ha manejado la carrera de músicos como Ricky Martin, Maná, Draco, Calle 13 y Ednita Nazario.

¿En qué consiste esa habilidad? “Es un carisma especial que comunica y no puede crearse, como el que tuvo Marilyn Monroe. Es un aura... aparte que es una mujer sexy”, expuso mientras elogia cómo la Jenni -a quien ha conocido- “fue muy acertada con los profesionales con los que se rodeó desde un principio”.

Se deja llevar

Aunque entiende que la huella de JLo siempre está presente, la estilista de las celebridades Irma Martínez, quien reside en Miami, consideró que parte del éxito de la cantante radica en cómo se deja llevar. “Una de las cosas que admiro de ella desde que la conocí es que sabe asesorarse”, indicó la colombiana que ha laborado con Paulina Rubio, Pitbull, Juanes, William Levy, Chayanne, Thalía y Eva Longoria.

Para ella, la imagen de la intérprete saltó de las Fly Girls a la girl next door a una apariencia que hoy se pasea entre dos vertientes que gustan mucho. “Ha convertido muy chic el estilo urbano y en la alfombra roja se ve superglamourosa con su cabello y maquillaje siempre impecables”, opinó.

A su juicio, la actriz “supo llevar sus raíces latinas sin rayar en lo vulgar y reinventarse hasta transformarse en un ícono de la moda, porque siempre impacta”. Para muestra un botón, y quizás el más memorable es el que JLo usó debajo del ombligo cuando apareció en los Grammys del 2000 con un revelador traje verde de Versace.

Imperio de astucia

Pero el analista cultural Félix Jiménez dijo que el mejor acierto de la artista de ascendencia boricua es que “ella sabe lo que no es, reconoce sus limitaciones -como la de su voz- y los riesgos que puede tomar para mercadearse”.

“Representa la astucia de planear y sustentar una carrera. Entró al panorama de la mejor forma: en la película de un ícono mexicano (Selena) que le sirvió de puente entre Hollywood y las comunidades latinas de Estados Unidos. Pudo hacer ese ‘branding’ de forma astuta y lograr una buena metamorfosis. Ella es una empresa y no todo el mundo sabe seguir vendiéndose como marca, incluso en sus fracasos amorosos, que terminaron perjudicando solo a sus exparejas”, apuntó sobre la estrella de 43 años.

Quizás la gracia de JLo va más allá de sus amores y su cuerpo voluptuoso. “Ella sabe cómo la gente compra su fantasía”, concluyó Jiménez. Su embrujo, entonces, trasciende la figura.