Hace casi una década siete hermanos bailarines de flamenco, y que venían trabajando de forma independiente, decidieron reunirse en Madrid para definir un nuevo proyecto dancístico denominado Los Vivancos, su apellido.

“Un día nos comunicamos entre todos para organizar un encuentro, y desde ahí estamos trabajando”, recordó Judah, uno de los 7 hermanos que conforman la agrupación española que presentará mañana su show ‘Nacidos para bailar’, en el Teatro Nacional de la Casa de la Cultura de Quito.

Este espectáculo, cuenta Elías en exclusiva para EL TELÉGRAFO, nace como colofón del primer ciclo de su carrera artística de nueve años. “Cuando éramos pequeños mi padre nos decía que la vida se divide en fases de nueve años y hay algo en ‘Nacidos para bailar’ que se relaciona con eso, tiene muchos matices...es una obra muy descarada, es un poco irreverente y pone fin a una primera etapa”.

La principal característica de Los Vivancos siempre ha sido la combinación del flamenco, el ballet clásico, la danza contemporánea e incluso las artes marciales. Pero en esta ocasión, -su tercera vez en el país-, incorporan canciones del rock de bandas como Metallica, Deep Purple y de Leonard Cohen.

“Digamos que después de nueve años tenemos mayores libertades para crear. Ya no estamos preocupados por esa tarjeta de presentación... ya superamos esas primeras etapas. Acá nos estamos tomando ciertas licencias, queríamos hacer lo que nos gusta y sin demostrar nada, obviamente guardando el respeto al público”, explica Elías, el mayor de los hermanos.

Esta agrupación masculina también la integran Judah, Josua, Cristo, Israel, Aarón y Josué, este último no estará presente en el show pues está en su año sabático y enfocado en proyectos personales.

Elías agrega que la estructura del show es similar a las anteriores, pero esta vez se incorporaron elementos diferentes, apoyándose en la tecnología con 6.000 luces LED. “El show dura casi dos horas y, por supuesto, conserva la esencia de lo que es Los Vivancos. Hay momentos en que mezclamos la danza con el equilibrismo que tanto le gusta al público... Es un trabajo minucioso”.

Sin dar mayores detalles de la metodología de su preparación, Elías manifiesta que han pasado varias horas y meses para este espectáculo.

“Para una obra como esta debe haber consenso entre todos nosotros. A la hora de trabajar estamos conscientes de que estamos trabajando y lo que queremos hacer. Por fortuna, todos somos profesionales y tenemos esta capacidad de dialogar de una forma madura, sincera para que todos sumen”, comenta Elías, quien asegura que ser el mayor de los hermanos no le da el derecho de imponer su criterio.

Los Vivancos han recorrido más de 60 países del mundo y en cada uno de ellos se van nutriendo de las diferentes culturas que conocen con el pasar de los años.

Sin embargo, no se han atrevido a fusionar su espectáculo con expresiones artísticas propias de esos países, como el folclore andino de Ecuador por ejemplo, porque prefieren hacer lo que ya conocen para evitar transgredir una cultura en particular. “Nosotros incorporamos cosas muy por debajo porque lo que hacemos lleva muchísimos años de entrenamiento. No nos dejamos llevar porque algo está de moda”, agrega el bailarín.

La relación de Los Vivancos con el Ecuador desde la primera vez que vinieron en 2013 ha sido de total apoyo del público, por lo que no dudaron en ayudar al país luego del terremoto de abril de 2016.

“Estábamos actuando en Madrid cuando pasó la tragedia, ahí decidimos hacer el show benéfico. Hubo una muy buena asistencia del público. Fue una manera de devolver el cariño que el público nos ha dado”.

No solo la danza ha motivado a que hagan historia, la agrupación tuvo el privilegio de ingresar al libro Guinness de los Récords con el zapateado de flamenco más rápido del mundo.  Elías recuerda que lo hicieron con una filmación de cámara para grabar a Israel, uno de los integrantes más rápidos. El resultado asombró a todos, pues logró realizar 1.317 golpes en 60 segundos batiendo el récord anterior.

Acerca de cómo se mantienen en forma física para sus shows, expresaron que no hay mayores secretos, simplemente alimentarse, dormir bien, y no fumar ni beber. Y también manejar el estrés de la mejor manera. “Hay que tomar las cosas suave porque la vida va pasando”, comenta Israel sonriendo.

Justo el nombre de su show ‘Nacidos para bailar’ también define la esencia de lo que ellos representan desde que incursionaron en el arte.
“Es lo que estábamos destinados a ser, refleja lo que somos, de dónde venimos, y también hacia dónde vamos. Esperamos que a la gente le guste”, concluye Josua. (I)