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La cinta está nominada al premio Oscar

El renacido se une a la lista de rodajes infernales

El actor Leonardo DiCaprio interpreta al trampero canadiense Hugh Glass en la cinta El renacido.
El actor Leonardo DiCaprio interpreta al trampero canadiense Hugh Glass en la cinta El renacido.
Foto: Internet
10 de febrero de 2016 - 00:00 - Redacción Telemix/AFP

La cinta El renacido, del mexicano Alejandro González Iñárritu, que lidera la carrera por los Oscar, ha entrado en la historia de los rodajes más infernales de Hollywood.

El cineasta se trasladó a Canadá y la Patagonia argentina para contar la historia del trampero canadiense Hugh Glass en la conquista del oeste en la década de 1820. Pero la filmación de esta trama sobre supervivencia y venganza perdió a muchos miembros del equipo debido a las condiciones climatológicas extremas, lo que ocasionó muchos atrasos e hizo subir el presupuesto hasta los 135 millones de dólares.

La condiciones de filmación fueron tan duras que Leonardo DiCaprio, protagonista del filme, ha reconocido que El renacido es la película más dura que ha hecho jamás. DiCaprio se metió en las aguas congeladas de varios ríos, escaló montañas vestido con pesadas pieles y se comió el hígado crudo de un bisonte.

Finalmente, todo el esfuerzo y sufrimiento valieron la pena porque la cinta está de candidata para 12 premios Oscar, entre ellos mejor película, director y actor.

El ‘infierno’ que vivió González Iñárritu es similar al que padeció Francis Ford Coppola con Apocalypse Now (1979), su película sobre la guerra de Vietnam. Coppola tuvo que lidiar con un tifón que destruyó el decorado en Filipinas. Además, el actor Martin Sheen sufrió un ataque al corazón y la falta de inspiración que sufrió de vez en cuando el director obligó a Marlon Brando a improvisar algunos monólogos.

Otra película que deparó similares contratiempos a su director fue Tiburón (1975). El cineasta vivió una auténtica pesadilla porque la réplica mecánica del animal, bautizada como ‘Bruce’, “no funcionaba y no daba miedo”, contó a la AFP Jonathan Kuntz, profesor en la escuela de Teatro, Cine y Televisión de la universidad UCLA.

Los problemas técnicos obligaron a Spielberg a ‘insinuar’ ataques, más que recrearlos, lo que terminó siendo un acierto porque acabó aterrorizando al público. Por si fuera poco, el casco del barco que llevaba a una parte del elenco se fisuró en medio del mar, un susto del que muchos tardaron en recuperarse.

La cinta Waterworld (1995), dirigida por Kevin Reynolds, también fue otro rodaje acuático desastroso. El presupuesto subió hasta los 175 millones de dólares, poniendo en jaque el apoyo del estudio Universal y la carrera de su protagonista, Kevin Costner. Las actrices Jeanne Tripplehorn y Tina Majorino estuvieron a punto de ahogarse y uno de los submarinistas sufrió un problema de descompresión. Por si fuera poco, un huracán se llevó por delante el decorado.

El rodaje de Titanic (1997), la segunda película más taquillera de la historia, fue realmente titánico. Las interminables horas de filmación en una cisterna gigante provocaron resfriados, infecciones y retrasos. Los rumores aseguran que un miembro de producción, furioso por el despotismo del director James Cameron, puso un alucinógeno en una de las sopas que comió todo el equipo.

La megalomanía de Michael Cimino en La puerta del cielo (1980), protagonizada por Christopher Walken, puso a prueba la paciencia a la compañía United Artists. El director se excedió en el tiempo de filmación y al final terminó mandando al estudio una cinta de cinco horas y media, que fue recortada en hasta dos horas.

Entre los clásicos sobresale la odisea de El mago de Oz (1939), que llegó a tener cinco directores. El hombre de hojalata (Jack Haley) tuvo una grave reacción alérgica al maquillaje, mientras que la bruja malvada (Margaret Hamilton) se quemó. El perro, ‘Toto’, se pasó los días sin obedecer.

Cleopatra (1963) causó un terrible trauma a su director, Joseph Mankiewicz, que se negó a volver a pronunciar nunca más el título de la película. Su cinta sobre la reina egipcia, con Richard Burton y Elizabeth Taylor, costó 44 millones de dólares, un costo altísimo para esa época. Además, el rodaje sufrió  constantes retrasos por un sinfín de razones. El primer director renunció, los protagonistas tenían todo tipo de caprichos. Elizabeth Taylor padeció una neumonía y una meningitis, y su historia de amor con Burton puso patas arriba el rodaje. (I)

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