Tras cincuenta minutos de recital, el fragor de la agrupación ecuatoriana Ente cerró la décima edición del Quitofest a la medianoche del pasado domingo.

Esta banda es una de las más representativas del death metal que se hace en el país. Su vocalista Omar Ortiz soltó la frase: “la sociedad nos ha tornado en seudo cadáveres” como antesala del tema Pseudo Cadáver Beings y continuar con el ensordecedor concierto.

Previamente, los asistentes aplaudieron el despliegue energético de la penúltima presentación de la noche, la de la banda estadounidense Hirax, que está compuesta por Lance Harrison (guitarra), Glenn Rogers (bajo), Steve Harrison (batería) y el vocalista Katon W. De Pena. Hirax inició su carrera en 1982 y ha producido más de 20 discos.

En su prolífica trayectoria han perfeccionado el trash metal, speed metal y crossover trash. La maestría de Harrison sacudió al público emocionado mientras que Katon W indicó sobre el Quitofest que ‘This is about unity’, ‘Immortal legacy’ y ‘El rostro de la muerte’ fueron algunas de las canciones que interpretaron.

Años atrás, cuando este evento se efectuaba en la loma del Itchimbía solía convocar casi 35.000 personas y el actual escenario, Parque Bicentenario, contribuyó a que se rompa esa cifra: la concurrencia colmó las calles y los gigantes estacionamientos del lugar se llenaron.

A diferencia del nublado día inaugural, el cielo despejado del domingo proporcionó un brillo que bañaba la ciudad. Desde las 11:00 continuó la fiesta musical en el antiguo aeropuerto y predominó el rock y sus variantes: Distimia, Delicado sonido del trueno, Aztra, Murder, Nix, Necrofobia, Boargazm, Demolición, KOP, Descomunal, Hirax y Ente.

Por otro lado, Jalal Dubois, integrante de la Fundación Música Joven, estuvo pendiente del concierto de principio a fin. Su rostro era la clara imagen del agotamiento. Él pertenece a la asociación que organiza el Quitofest y mencionó que “su objetivo es el fomento de la cultura en el Ecuador, con un énfasis en el sector musical”, además destacó que este evento crece cada día con mucha notoriedad.

Los detalles para la realización de este festival se planificaron durante todo el año y la inversión fue muy importante como lo describió Dubois: “Cientos de miles de dólares”. La agrupación sudafricana Boargazm causó sorpresa con su presentación.

Carolina García, de 17 años, fue una de las asistentes al Quitofest, que quedó impresionada por el vestuario de la banda, especialmente por las máscaras de cerdo que utilizaron. Incluso los integrantes de Boargazm reprodujeron sonidos similares a los que emiten estos animales durante la canción ‘Barbatus’.

Para la periodista de rock, Viviana Herrera, el certamen tuvo un muy óptimo desarrollo, pese a que el nivel de las bandas no superó al de pasadas ediciones”.

Agregó: “Hay géneros del rock y elencos de otras provincias que deberían estar en esta plataforma para continuar el pilar de priorizar la heterogeneidad”.

Sin embargo, muchos asistentes resaltaron su inconformidad respecto a las medidas de seguridad previa al ingreso.

Ana Baicán dijo que “si no tienes nada no hay que temer aunque te requisaban muchas pertenencias y hasta tuvimos que quitarnos los zapatos.

Luis Albuja, quien vino de Santo Domingo, añadió: “Me sacaron incluso las medias, me retiraron la correa, pulseras y aretes. Si esa es la ley, qué puede hacer uno”.

Entre tanto, las bandas que participaron en la jornada musical del sábado fueron Armada de juguete, Rima roja en Venus, El extraño, Jodamassa, Munn, Estereo Humanzee, Pulpo 3, Mama Vudú, Suburbia, Dread Mar I y No te va a gustar.

ENTÉRATE

En las afueras del Bicentenario se realizó un operativo policial para garantizar la seguridad de los asistentes, sin embargo, muchas personas se molestaron por el chequeo de los uniformados.

En el interior se contó con seguridad privada y personal de la Policía Metropolitana, Cruz Roja y otras entidades de seguridad civil.