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El Telégrafo
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Manchas un perro afortunado

Manchas un perro afortunado
07 de septiembre de 2014 - 00:00

Ana Almeida conoció a su amigo fiel en las circunstancias más dolorosas. Lo encontró atropellado al filo de la calle un domingo por la mañana. Lo llevó al veterinario más cercano. El médico suturó su pata trasera derecha que quedó prácticamente destruida por el accidente.  

A partir de este momento, Ana decidió adoptarlo, aunque corría el riesgo de que sus vecinos le impidieran tenerlo. Lo llevó a su casa y lo bautizó con el nombre de Manchas. Las curaciones no le duraron mucho. En la tarde se arrancó todos los hilos con los dientes. Cuando regresó con él, el veterinario ya no lo quiso recibir.

Ana y su esposo buscaron otro especialista: “Conseguimos nuestro ángel de la guarda. Conocimos a un veterinario de esos que son apegados a su profesión y no se preocupan por la parte económica. Él nos ayudó”.

De acuerdo con Erick Cordero, veterinario que atendió a Manchas, los huesos de la pierna trasera tuvieron una fractura de 11 piezas, por lo que fue imposible reconstruirla. Pero lo que empeoró el cuadro fue la infección que se produjo en la zona. El anterior veterinario suturó las heridas con tierra por dentro. Debido a esa contaminación —principalmente— tuvieron que amputar parcialmente su pata.

Aún sedado, esa misma noche le dieron el alta. El médico no cobró por la intervención, solo pagaron por los medicamentos. Para Anita, ese veterinario “es de esos profesionales que ojalá existieran más en este mundo. Él lo salvó”.

Los primeros días para Manchas fueron difíciles. No se acostumbró a estar amputado y se caía continuamente. Poco a poco, se recuperó y aprendió a caminar con 3 patas.

La pareja le compró una casa, una cama y muchos juguetes para que el nuevo integrante del hogar se sintiera a gusto. Lo enviaron a una escuela de adiestramiento. “Con sus instructores aprendió, pero con sus papás no. Mi hijo nos ve la cara”, dice Anita. Actualmente todos los martes, miércoles y viernes asiste a un gimnasio para perros. Lo recogen de su casa a las 07:00 y lo deben retirar a las 13:00. Ahí Manchas camina, nada y juega. Los fines de semana toda la atención se centra en él.  

En las vías es común observar perros atropellados. Hay otros que deambulan por las calles con heridas o enfermedades en la piel. Pocos se detienen a brindarles ayuda. “No todos se preocupan por esos pequeños que están en la calle. Ojalá fuéramos más con ese corazón solidario”, dice Ana.

Manchas es la alegría de la casa y de los vecinos. Es un perro cariñoso e inquieto. Le gusta corretear y jugar con los niños. Se deja acariciar y siempre los recibe moviéndoles la cola. Hay quienes aseguran que los perros no tienen expresiones en la cara, pero Manchas demuestra lo contrario. Su rostro refleja la felicidad de haber encontrado a Anita.

Ayuda a un animal herido

Para ayudar a un animal herido es necesario llevarlo lo más pronto posible al veterinario.

Observa si el animal puede caminar por sí solo. Si no lo logra, para moverlo coloca cuidadosamente una tabla por debajo, sin amarcarlo y sin hacer ningún movimiento que pueda generar un daño adicional.

Si tiene una herida y está sangrando, lo más recomendable es colocarle un pedazo de tela alrededor de la herida y presionar, así detendrás la hemorragia.

Es conveniente lavar la herida con agua y un jabón antiséptico, nunca con agua oxigenada y preferible no con alcohol. Incluso lo puedes hacer con un champú para perros. Observa que la herida quede lo más limpia posible. Tapa la fractura hasta que llegues adonde un especialista. Si tiene una herida y está sangrando, lo más recomendable es colocarle un pedazo de tela alrededor de la herida y presionar, así detendrás la hemorragia.

Es conveniente lavar la herida con agua y un jabón antiséptico, nunca con agua oxigenada y preferible no con alcohol. Incluso lo puedes hacer con un champú para perros. Observa que la herida quede lo más limpia posible. Tapa la fractura hasta que llegues adonde un especialista.

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