Los cuidados de posparto que exige una perra primeriza son fundamentales para evitar complicaciones a futuro.

Según la revista Consumer.es, la atención posparto, en estas circunstancias, es esencial. El primer paso es vigilar que la cama en la que descansan la perra y sus cachorros se mantenga limpia ya que una buena higiene reduce el riesgo de infecciones bacterianas, tanto para la perra como para sus cachorros. También se recomienda un buen baño canino para la madre, con agua templada, para que se limpie y se relaje.

Además, durante el posparto, la perra debe estar alejada de otros perros adultos que puedan contagiarle enfermedades o parásitos y alimentarse con comida para cachorros (energética y alta en proteínas).

Los veterinarios también recomiendan vigilar sus mamas a diario para evitar la mastitis, y respetar la tranquilidad que requiere la nueva familia canina.

La recuperación de nuestra mascota, si todo se da en forma normal, es rápida. Cuando ha tenido sus cachorros entra en una etapa de gran exigencia física por el tema del amamantamiento, pues este le ocasiona más desgaste que la gestación. Hay que cuidar que la madre no se venga abajo y que los cachorros no la consuman.

En esta etapa, las mamás primerizas pueden mostrarse inapetentes, aunque hay distintos tipos reacciones: algunas perras pueden estar un poco reacias a comer, pero otras quieren hacerlo incluso durante el parto.

En un primer momento, se les puede ofrecer leche o algún alimento que les guste, hasta que vuelvan a la normalidad. Pero, por lo general, luego del parto, tienen el apetito aumentado y es en este momento, durante la lactancia, no así en la gestación, cuando hay que darle, repartida en el día, toda la comida que quiera. No dosificar. Es lo que se denomina una alimentación ad-libitum.

Los veterinarios suelen aconsejar el suministro de un suplemento con calcio, sobre todo, a las perras que comen alimento natural y carne. La dosis se indica de acuerdo con la talla del animal y según el número de cachorros que tenga que alimentar.

Otro de los estragos del posparto que se manifiesta particularmente en razas pequeñas, es que en algunas perras se produce un problema por la disminución brusca del calcio en la sangre entre los 5 y 10 días posteriores al parto. Esto se conoce como eclampsia canina, y se manifiesta a través de un conjunto de síntomas: la perra se pone nerviosa, empieza a jadear, tiene temblores musculares en el cuerpo, le sube mucho la temperatura y si no es atendida comienza la denominada ataxia. Además, quiere caminar y se cae a medida que avanzan los síntomas.