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El iquiqueño Óscar Ruz viajó 4 días y medio para llegar a Quito y emprenderá su regreso después del partido
Los personajes de ficción animaron la previa del partido entre Ecuador y Chile
La máscara de látex de Hulk se transformó en la segunda piel de Eduardo Tabango. El otavaleño de 67 años lleva personificando al héroe de Marvel desde hace 35 y siempre que juega con la selección está presente en el estadio Atahualpa, para animar a la gente que llega al escenario.
Ni los 23° ni el sol intenso de la mañana capitalina lo hacen desistir de su tarea. Debajo de la máscara usa un pasamontañas y una gruesa chompa para simular los músculos del alter ego del científico Bruce Banner. Por unos segundos se retira la careta y las gotas de sudor no dejan de recorrer su rostro.
Esa afición por usar ese disfraz, complementado por un pantalón rasgado y pintura verde para cubrir sus piernas, surgió por su hermano Alfredo. Él le regaló ese accesorio y desde ahí lo usa cada vez que va al estadio, ya sea para ver a la selección o para alentar a El Nacional.
La máscara, la parte esencial de su vestimenta, la cuida con mucho celo. Parece no haber sufrido el paso del tiempo y apenas ha tenido que retocar los dientes para demostrar mayor fuerza en la expresión. Recordó que en un par de ocasiones quisieron robarle y no dudó en volver a su casa con la máscara puesta. No le importó escuchar comentarios de que estaba loco en los buses, pero de esa forma se aseguró de conservar su tesoro.
No tendrá la súper fuerza del ‘hombre verde’, ni tampoco la longevidad del personaje, pero descubrió con el tiempo un poder que el gigante no posee: la motivación. Con el pasar del tiempo se dio cuenta de aquello y por el reconocimiento de la gente incluso llegó a ser una especie de mascota de El Nacional y en los 80 y 90 solía salir descalzo al campo de juego para animar a los aficionados.
Sin ánimo de rivalizar con Hulk en los alrededores del Atahualpa apareció Condorito, el personaje creado por René Ríos Boettiger, más conocido como ‘Pepo’. Desde Iquique y después de un viaje de 4 días y medio hasta Quito, llegó Óscar Ruz, el hombre detrás de la máscara del famoso cóndor de las historietas cómicas.
Óscar Ruz, chileno de 52 años, es hincha de la Universidad de Chile en su país y siempre que juega la selección está presente en cualquier escenario. Foto: John Guevara / El Telégrafo
Desde hace 10 años, Ruz ha recorrido el mundo acompañando a ‘La Roja’ con su disfraz. Contó, a manera de broma, que tuvo que viajar a Pelotillehue (ciudad ficticia del cómic), para pedir permiso para hacer uso de la imagen del personaje y no tuvo problemas para ello.
Ruz, soldador de profesión, llegó ayer muy temprano y enseguida asistió al Atahualpa para conseguir una entrada. Después se dedicó a compartir con otros compatriotas y nunca negó una foto a los aficionados ecuatorianos que querían guardar el recuerdo. Eso sí, pidió un encebollado a cambio de la instantánea entre risas.
Condorito tiene unas 6 caretas, 2 de fibra y otras 4 de papel, que sus hijas Lineth (15 años) y Ximena (12) le ayudaron a confeccionar. En la Copa América Centenario en Estados Unidos, en la que su selección se coronó como campeona, un norteamericano le insistió tanto en comprar su vestuario que accedió a cambio de $360. En otras ocasiones ha regalado sus máscaras a compatriotas en otros países o a amigos que ha hecho en algún viaje con la selección.
En su trabajo, con la Naval de Chile en la que suelda los buques, siempre tiene permiso para ausentarse. Ha recorrido toda Sudamérica, estuvo en el Mundial de Brasil 2014 y es optimista para poder viajar también a Rusia en 2 años. Eso sí, espera que su selección clasifique sin problemas, pues considera que ahora está en una posición incómoda en la tabla.
La intención de Hulk y de Condorito no es lucrar con sus personificaciones, sino arrancar una sonrisa y respaldar a sus combinados nacionales de una forma diferente. (I)
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Los que no fueron se perdieron una cátedra de fútbol
El panorama en el estadio Olímpico Atahualpa cambió ayer en la mañana. Contrario a lo que se observó en otros partidos, en los que el boletaje se terminó, esta vez fue diferente. Ayer, hasta las 14:00, quedaban 8.000 entradas por vender y eso fue el reflejo de las 3 últimas derrotas del equipo nacional.
Si en partidos anteriores los revendedores buscaban comprar más boletos a los aficionados, ayer se desesperaban por vender rápidamente los que tenían. Incluso remataban las generales al precio original ($22), pero con el pasar de las horas les tocó rebajar el precio para no perder lo que invirtieron. En $20 o $18 se podían encontrar las entradas y todo debido a que existían muchas disponibles para todas las localidades en la boletería norte del escenario.
La afluencia de público que buscaba una entrada era lenta en la mañana. Desde las 09:30 se abrieron 3 boleterías, ante la vigilancia policial, pero el movimiento era lento. “Pensé que me iba a tomar más tiempo poder comprar las entradas, pero todo fue fácil. Una pena que no se vaya a llenar el estadio, pero hay que estar con la selección en las buenas y en las malas. Esperamos que ahora se recuperen después de tantas derrotas”, dijo Juan Merizalde, que compró 5 entradas a preferencia para él y su familia.
Otro aficionado fue más crítico sobre los precios. “Me parece que están muy caras, con respecto al fútbol que muestra ahora la selección. Empezó de gran forma, pero ahora bajó su rendimiento y eso es notorio”, dijo Juan Carlos Acevedo.
La Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) realizó una difusión a través de sus redes sociales para que los aficionados adquieran los boletos disponibles y aseguró que si no se llenaba el escenario, la señal de televisión para Pichincha no estaría disponible. (I)