Modelos, revendedores, policías, comerciantes, periodistas y aficionados le dan color a la avenida Naciones Unidas. Las camisetas amarillas de la selección ecuatoriana marcan la tendencia del día, el juego contra Brasil se aproxima. A los pies  de la ‘bola’, conocido monumento del estadio Olímpico Atahualpa de Quito, un hombre y una perrita de pelaje blanquinegro acaparan la atención de los transeúntes.   

- Déjeme tomar una foto con el perrito.

- Es perra. Venga, venga.

Los celulares captan las imágenes de Patricio Muñoz y ‘Ryswizck’, quienes lucen los colores del estandarte ecuatoriano. Patricio es quiteño, tiene 58 años, y llegó el pasado miércoles desde Miami para ver el partido entre la Tricolor y el scratch. ‘Ryswizck’ -a la que muchos dicen ‘Whisky’ porque les es difícil pronunciar el nombre- es de raza pastor inglés y tiene 9 años y medio.

Lo más llamativo es el atavío de la mascota: un gorro con cuernos, dos canilleras tricolores en las patas delanteras y una bandera colocada en forma de capa. La lengua colorada del animalito hace juego con el resto de la indumentaria.

Patricio es un amante confeso del balompié. Hincha de El Nacional y de la selección, viajó a la ciudad capital solo para asistir al compromiso Ecuador-Brasil.

Hoy retornará a EE.UU. Volar 13 horas con 45 minutos, con escalas, le tiene sin cuidado, todo se compensa con ver a sus ídolos peloteros.

Su afán de seguir al conjunto abanderado nació el 4 de junio de 2014, cuando Ecuador enfrentó a Inglaterra en el Sun Life Stadium de Miami, en cotejo preparatorio de cara al mundial Brasil 2014.

Las huellas de aquel encuentro quedaron impregnadas en la camiseta que viste; ahí estamparon sus firmas Édison Méndez, Antonio Valencia, Walter Ayoví, Frickson Erazo  y otros elementos que participaron del juego.

En las presentes eliminatorias, correspondientes a la Copa del Mundo Rusia 2018, suma su segundo viaje desde Norteamérica a Quito para observar al elenco patrio. La primera vez ocurrió el último 24 de marzo, día en el que Ecuador igualó 2-2 con Paraguay, en el marco de la quinta fecha.

“El pasaje de ida y vuelta me costó $650, vale la pena porque hago lo que me gusta: alentar al equipo de mi país”, comenta.

Contento por la cantidad de fotos que se toma con otros seguidores de la ‘Tri’, anuncia que a su llegada a Miami se las enseñará a la guayaquileña Gianina Toscano, su esposa, y a sus hijos William y Nikole.

“Trabajo en una farmacia, tengo 36 años de residencia en Estados Unidos, pero nunca perdí la pasión por el fútbol ecuatoriano. Mientras pueda haré lo posible por respaldar al seleccionado nacional”, avisa.

Junto a él está Édgar Muñoz, su hermano menor (50 años), y dueño de la graciosa ‘Ryswizck’, la única fanática de 4 patas que asoma por las inmediaciones del escenario. Édgar también radica en Miami, pero no suele hacer viajes tan cortos como Patricio. De hecho, él retornará a esa ciudad en febrero de 2017.

“Allá laboro en un centro comercial. No voy a ingresar al estadio, pero me gusta sacar de paseo a ‘Ryswizck’. Ella es muy amistosa, sabe algunos trucos y parece disfrutar de vestirse con la bandera”, indica.

Lo que dice es cierto porque cuando algún hincha le pide permiso para sacarse una foto con la cánida, esta posa y hasta mira a las cámaras.

Su ternura es tan irresistible que, incluso, varias modelos y vendedores hacen pausa a sus tareas para abrazarla y realizarse la toma.

Pese a los truenos, el ambiente futbolero calienta el clima capitalino. Conforme se acerca la hora del cotejo, el río de aficionados crece y amenaza desbordarse. Todos están ilusionados con la ‘Tri’; hasta los agentes de tránsito intercambian pronóstico. Algunas gotas de lluvia causan preocupación, pero enseguida las dudas se disipan. Talvez la cancha mojada favorezca al local. (I)