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El Telégrafo

La Albirroja, un relevo de nómina que reclama un cambio de ideas

La Albirroja, un relevo de nómina que reclama un cambio de ideas
17 de marzo de 2016 - 00:00 - Redacción Fanático

Las Eliminatorias a Brasil 2014 dejaron a Paraguay en el último puesto de la tabla con 12 puntos  y con la necesidad de un relevo generacional. Para las últimas dos fechas ante Venezuela y Colombia, el técnico Víctor Genes apostó a darle oportunidad a figuras jóvenes que se consolidaban a finales de 2013 en el fútbol internacional, principalmente en la Liga Mexicana.  

Pero al final del proceso de Genes el balance para la selección guaraní fue negativo;  la producción nacional de jugadores en líneas como la defensa y el mediocampo era limitada y quienes  hasta ese momento habían hecho el ‘casting’ no dieron la talla. El próximo DT no solo tenía la tarea de continuar con la renovación, sino que además debía cambiar una identidad de juego defensivista y resultadista.

La Copa América de Chile 2015 fue el escenario para que Ramón Díaz continuara con el proceso de recambio. Paraguay logró llegar a semifinales con un equipo mixto entre hombres de experiencia como el defensa Paulo Da Silva y jóvenes prometedores como el delantero Derlis González. Ya en el arranque de la etapa premundialista a Rusia 2018 el extécnico de River había conseguido bajar el promedio de edad de 29 años -que dejó el paso de Genes hasta 2013- a 26 años, la media actual.

La intención de relevo se acentuó más en esta última convocatoria, con el llamado de cuatro debutantes cuyas edades oscilan entre los 18 y 26, y que al parecer no solo fueron convocados para acompañar a la delegación. Habiendo saldado la cuenta generacional, Díaz aún mantiene la deuda de cambiar la filosofía de juego. Su equipo ha sumado siete unidades que lo mantienen en zona de clasificación, pero la forma de conseguir los puntos deja dudas si la propuesta alcanzará para el objetivo final que es clasificar. Que Paraguay recibiera apenas dos goles y marcara 3 en cuatro partidos, deja una satisfacción a medias para los guaraníes; más aún cuando vieron a su equipo ganar con lo justo ante una vulnerable Bolivia.

El panorama del seleccionador Paraguayo tras asumir el cargo en 2015 guarda similitud con el que  afrontó el técnico Gustavo Quinteros cuando asumió en Ecuador, pero la suerte de este último fue diferente. Si bien la ‘Tri’ había adelantado en algo el tema de relevos en la época de Reinaldo Rueda, este proceso de cuatro años había profundizado el estilo de un combinado respetuoso de visitante y que sacaba el mayor provecho de la altitud en sus cotejos de local. Se trataba de una identidad infundida desde los tiempos de Hernán ‘Bolillo’ Gómez y que por haber llevado a la selección a tres mundiales parecía imposible de abandonar.

La consolidación de Quinteros en la dirección técnica demarcada por el difícil trabajo de desmecanización antecedió el éxito de las cuatro primeras fechas de la ‘Tri’. Hoy se trata de un equipo matizado en experiencia y juventud con una media de 27 años y  rediseñado para proponer de visita y empoderarse en casa. La preocupación del estratega pasa por afianzar el recambio -sobre todo en la línea defensiva- y seguir perfeccionando la nueva idea de juego implantada.

Efectividad sin vistosidad

El perfil de ‘técnico ganador’ que respalda a Ramón Díaz ahora es ampliamente cuestionado. El DT aseguró que “al conseguir siete puntos al finalizar el 2015 había motivos para festejar”, pero la preocupación de la afición guaraní es no tener un equipo triunfador y sí un técnico triunfalista.

El Paraguay de Díaz hasta ahora ha mostrado dos propuestas conservadoras, pero bastante efectivas. De visita un 4-4-2 con las dos primeras líneas bien juntas que presionan, anticipan y recuperan y los dos hombres en punta que esperan un lanzamiento desde la media para iniciar con el ataque. De local, un 4-3-1-2 asegura la recuperación en el medio campo con tres volantes interiores y un enganche que profundiza la necesidad de mantener abastecidos a los dos atacantes, aunque no sea de la manera más estética. Pese a esto, la Albirroja no se defiende en su área, busca la presión en el campo rival, que el juego se vuelva trabado en mitad de cancha y aprovecha balones divididos en la desesperación del rival por salir. (I)

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