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El Telégrafo

Ibarra deja de ser una promesa y quiere la titularidad permanente

Ibarra deja de ser una promesa y quiere la titularidad permanente
15 de noviembre de 2016 - 00:00 - Redacción Fanático

Ser figura en uno de los equipos más populares de México no es sencillo, pero Renato Ibarra está plasmando ese objetivo a punta de calidad. Y a punta de calidad quiere dejar de calentar banca en la selección ecuatoriana, en la que hasta hace poco no había un lugar seguro para él.

“Sería un desperdicio que Renato no sea titular”, opina Juan Carlos Burbano, el técnico que lo ascendió al primer equipo de El Nacional en 2009 y lo hizo debutar en el profesionalismo.

Burbano todavía recuerda la alegría que se pintó en el rostro del adolescente Ibarra cuando le informó que pasaría a la plantilla principal. Era uno de los dos chicos juveniles con los que el combinado ‘criollo’ contaría esa temporada.

Un año antes, cuando el argentino Jorge Célico estaba al mando y Burbano era su asistente técnico, ambos se fijaron en las condiciones del hábil y rápido volante imbabureño, quien contaba con potencia, cambio de ritmo y gran remate.  

Y como Burbano quedó a cargo del elenco, una de las primeras cosas que hizo fue incorporar a Renato, cuyo estilo tenía ciertas características de Édison Méndez. “Si mal no recuerdo, Ibarra debutó en Manta contra el Manta FC en el estadio Jocay”.

Desde ahí, pese a ser juvenil, el novel centrocampista no abandonó la nómina estelar y pronto pasó de ser alternante a ser principal. Su trabajo siempre fue silencioso, menciona el timonel, acorde a su personalidad, algo introvertida.  “Es tranquilo, de perfil bajo, pero muy alegre en la intimidad del grupo”, describe el aleccionador.

Uno de los referentes de Ibarra era Antonio Valencia, quien también surgió de las formativas ‘escarlatas’ y, gracias a su potencial, no tardó en dar el salto a Europa.

La carrera de Renato tiene algunas similitudes con la del ‘Expreso Amazónico’, quien también estuvo dos temporadas en primera antes de salir al Viejo Continente. En 2011, Ibarra partió de El Nacional a Europa, su destino era el Vitesse de la primera división de Holanda.

Respecto a la Tricolor, su gran pendiente es escapar de la sombra de Antonio Valencia y ser protagonista; para muchos, sería imposible verlos juntos porque ocupan la misma posición en el campo de juego.  

“Es interesante lo que el profesor Gustavo Quinteros ha hecho con Renato, que sabe disparar muy bien con la izquierda. No creo imposible ver a Antonio y Renato juntos; por ejemplo, Valencia podría ocupar su sitio habitual e Ibarra podría ir como media punta, detrás de Felipe Caicedo”, sugiere el exfutbolista.

Para Burbano, el ibarreño dejó de ser una promesa, ha madurado y es tiempo de darle continuidad. El cotejo contra Uruguay, el pasado jueves, muestra que está listo para repotenciar el juego del representativo abanderado.

Ibarra, además, casi siempre ha ido de menos a más. En el América de México, a través de las redes sociales, los comentarios de los hinchas pasaron de frases como: “Qué malo es Renato Ibarra, me ha hecho pasar corajes”, a halagos como: “Lo de Renato Ibarra es de lujo, sin tanto ruido es constante”.

Su habilidad ha calzado muy bien en el club de las ‘águilas’, donde se complementa la labor ofensiva de otro ecuatoriano: Michael Arroyo.

Desde la escuela del ‘Tin’

Álex Renato Ibarra Mina nació el 20 de enero de 1991 y desde pequeño se sintió atraído por el balompié. Nada raro en un hogar donde todos eran fanáticos de El Nacional y se respiraba fútbol.

En su familia, conformada por sus padres René Ibarra y Clara Mina, los 3 hijos varones se relacionaron con la actividad profesional, Byron (30 años), jugó en El Nacional y en el Valle del Chota, pero una lesión lo alejó de las canchas. Mientras Romario (22 años), es uno de los mediocampistas del primer equipo de Universidad Católica.

Alexandra (27 años), la única hija del matrimonio Ibarra-Mina y esposa del púgil Marlon Aguas, relata que Renato dio sus primeros pasos en la escuela de fútbol que fundó Agustín Delgado en el Valle del Chota. Siempre fue muy callado, pero se volvía hiperactivo cuando tomaba la pelota. Su primer club fue el Valle del Chota, a cuyas formativas ingresó en 2003.

Alexandra comenta que, entre las cosas que le agradan a Renato, están la menestra de fréjol con chuleta de chancho, y el boxeo, por lo que algunas veces le ha servido de sparring a su cuñado Marlon. Los padres de Renato, que sostuvieron el hogar a través del comercio de frutas y verduras, están felices por el éxito de sus hijos. Hoy alentarán a Renato en el estadio Atahualpa durante el lance Ecuador-Venezuela. (I)

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