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Desde tripita hasta bollos se expendían
El partido no fue excusa para dejar de trabajar
El cotejo entre Ecuador y Brasil no generó expectativa en muchos ecuatorianos. Unos porque no son amantes del fútbol y otros porque obligadamente no podían dejar de trabajar.
Talleres, lavadoras, almacenes de electrodomésticos, negocios informales, entre otros, no suspendieron sus actividades por el juego de Eliminatorias a Rusia 2018. El comercio informal principalmente no paró.
Narciza Pino, quien vive en la cooperativa Juan Montalvo, norte de Guayaquil, como cada día fue al mercado a las 7:00 para comprar visceras de reses para luego vender las denominada 'tripita'. Su recorrido empieza a las 14:00 por la Juan Montalvo hasta llegar a Samanes 6, a la altura de la avenida Francisco de Orellana.
“El que no trabaja no come”, fueron las palabras más pronunciadas de Pino, quien recalcó que si deja de vender su 'tripita' un día no tiene para llevar el sustento diario a sus 5 hijos. La comerciante, quien tiene 20 años vendiendo visceras de reses, señaló que es amante del fútbol, pero en la vida hay prioridades y una de ellas es que no le falte nada en casa.
Otra de las personas que no bajó las puertas de su negocio para disfrutar de la jornada de Eliminatorias fue Pedro Pumaina, quien vende legumbres en la ciudadela Urdesa central, también prefirió junto a su esposa atender a su clientela que pese a que a esa hora (16:30 de ayer) frecuentaba su negocio para adquirir productos para elaborar la merienda.
“Es un partido muy importante que tiene la selección, esperemos ganemos. No se puede parar de trabajar, más aun en estos tiempos donde están escasos los recursos. Que los demás ecuatorianos apoyen”, señaló sonriendo Pumaina.
La venta de bebidas, jugos e hidratantes fue una de las que más se observó en las calles y avenidas. Diego Analuisa, lleva 7 años vendiendo bebidas, hidratantes y periódicos en la esquina de las avenida Isidro Ayora y Agustín Freire. El comerciante, quien tiene 4 hijos y vive junto a su esposa en la cooperativa Sergio Toral, estuvo trabajando y escuchando el partido al mismo tiempo. Analuisa mencionó que solo cuando los partidos de Ecuador son en la noche el los ve junto a su familia por televisión, caso contrario le toca escucharlos mientras trabaja.
“Me gustaría ver ese partidazo, pero en estos tiempos no se puede parar de trabajar. Sin plata no puedo ayudar a mi familia. Yo amo el fútbol pero más a mi familia”, subrayó Analuisa.
El partido entre Ecuador y Brasil fue exhibido en los distintos restaurantes y bares de la ciudad, lo cual fue aprovechado por comerciantes de alimentos como Jorge Mina, de 32 años de edad.
“Desde Bastión Popular saco a vender mis bollos por distintas partes de la ciudad. Cada que juega Barcelona o Ecuador mucha gente acude a los bares, yo aprovecho para ofrecerles en la acera los bollos. La gente sale a mitad del partido y la venta es caída y limpia”, manifestó Mina, quien ofrecía sus bollos en las afueras de un bar de la Garzota. (I)