Hay filas de cuadros cuadras. Pero los ciudadanos cumplen con el distanciamiento social, llevan mascarillas, visores y hasta cascos de motocicleta. La fila avanza lento, pero no hay quejas a las afuera del recinto electoral Liceo de la Policía, al norte de Quito.

No se ven ventas ambulantes ni personas que pongan plástico en la cédula de votación. Tampoco hay aglomeraciones y todo está en orden. Hay policías, militares y agentes del Municipio.

Se ve una puerta de ingreso y otra de salida y dos filas: una para los de la tercera edad, otra para el resto de electores. Si llegan personas con alguna discapacidad, tiene prioridad y entre inmediatamente.

El teniente Andrés León explicó que “seguimos las recomendaciones de bioseguridad, mantenemos el metro y medio de distancia entre las personas, tenemos un ingreso fluido de electores. Tenemos policías afuera del recinto y militares adentro de él. Tenemos unas 30 personas para seguridad, no hemos tenido ningún inconveniente. Los electores esperan entre unos 15 y 20 minutos para ingresar por grupos de 20 personas”.

En el recinto están los funcionarios del Consejo Nacional Electoral (CNE) para contestar las preguntas y buscar sus mesas de votación. Además, un militar guía a los que deben dirigirse a las juntas receptoras del voto. ¿Dónde está la mesa 5?, pregunta una mujer despistada que no ha revisado la información de la página web del CNE. El militar le responde: en el segundo piso, al lado izquierdo.

Hay una cancha donde están filas, de cinco a ocho personas, y una de ellas intenta pasar ese orden. Pero los demás protestan y todo vuelve a la normalidad.

En la mesa de votación no hay electores. Solo llegaron dos de los cuatro integrantes, ellos fueron reemplazados con otros vocales suplentes de mesas vecinas. Allí entregan cuatro papeletas: tres muy grandes, que son para los presidenciales, otra para los asambleístas nacionales, y para los provinciales; y la pequeña, que es para elegir a los parlamentarios andinos.

Cada elector lleva su propio esferográfico y alcohol para proteger la salud. La votación dura entre tres a cinco minutos en total, se doblan las papeletas y hay dos ánforas: una para los candidatos a la presidencia y a la vicepresidencia de la República; otra para el resto de dignidades.

Al final, los vocales de la junta piden una firma y le entregan la cédula de votación.

¿Qué dicen los electores?  Sandra Andrade, estudiante universitaria señaló: “Voté por Guillermo Lasso, de la coalición CREO-Partido Social Cristiano, porque me identifico con sus propuestas, especialmente la de crear trabajo para los jóvenes.

Otro votante se quejó de la organización de las elecciones, llegó a votar a las 7h00, y tuvo que esperar hasta las 8h30. Asegura que era de izquierda, pero después de cómo dejaron al país, votó por el candidato Lasso. “Traicioné mi ideología y le di mi voto a Lasso para que no gane Arauz. Con el candidato correísta saldrán los ladrones de las cárceles y todos los que están prófugos a seguir robando”, dijo Wilo Villaroel.