Los ecuatorianos acudieron a las urnas desde la mañana de este 7 de febrero de 2021. Para sufragar, las autoridades electorales organizaron un protocolo de bioseguridad en cada recinto para mitigar el impacto del covid-19. Sin embargo, esta propuesta generó más inconvenientes de lo esperado.

Filas de hora y media se registraron en distintos puntos de Quito, en las que no hubo distanciamiento social entre los ciudadanos. En las inmediaciones de los colegios Central Técnico y Anderson, en el norte de la ciudad, la gente le dio una vuelta entera a la manzana mientras esperaba su turno para ingresar al recinto.
Ana Ruilova comentó, indignada, que sentía un trato como si fueran ganado. “No hay quien ordene, nos amontonan y nos chocamos entre nosotros”, denunció. La mujer se demoró 90 minutos en ejercer su derecho al voto.

Sebastián Arias, un joven de 27 años, comentó que les tocó correr por algunas cuadras para seguir la fila y evitar infiltrados. Durante su permanencia en la cola no observó policías ni personal electoral que guiara. Tampoco constató el espacio de dos metros entre personas.

Los recintos del Central Técnico y el Anderson se fusionaron en uno solo. Eso causó aglomeración al interior de la unidad educativa. El teniente coronel Félix Baquero, responsable del Central Técnico, aclaró que no hubo las 40 mesas establecidas para el recinto por la inasistencia de presidentes y vocales.
“El distanciamiento fuera del recinto está la Policía Nacional, nosotros como Fuerzas Armadas les recomendamos el uso de mascarillas”, agregó el oficial del Ejército. Sin embargo, las personas se notaban confundidas en busca de la junta para sufragar.
Las largas hileras hacían interminable la espera. La mayoría de personas, al estar solas, pasaban chateando en su celular. Unos cuantos anticiparon el clima de Quito y trajeron consigo sombrillas.

Al momento de dirigirse a la mesa, una vez dentro del recinto, los funcionarios electorales anunciaban en voz alta al recinto despejado para que los ciudadanos acudan. Esto causó confusión e incomodidad. En estos lugares. La sensación fue de disgusto.

Sin embargo, no en todas partes ocurrió lo mismo. Por ejemplo, en la Unidad Educativa San Francisco de Quito el tiempo de espera en la fila fue de 10 minutos. Allí el número de empadronados es mucho menor y los votantes llegaron en varias horas, por lo que no hubo acumulación. (I)