Así como un simple soplo aleja a un mosquito, así se fue de la agenda imperialista esa “urgencia” por invadir y someter a Siria.
¿No eran duras y puras las causas que conducían a una guerra en la que acolitarían Francia e Inglaterra? ¿Por qué una sugerencia (la de Rusia) tan obvia y lógica desvanece el motivo que justificó convocatorias, movilizaciones armadas y congresos animosos?
Posiblemente de ese modo queda en evidencia la otra razón que no se discute ni se exhibe en las grandes cadenas informativas ni en la prensa comercial y privada de acá: controlar políticamente el Medio Oriente, su producción petrolera y saciar la sed de la gran industria armamentista.
Aparentemente los fracasos en Irak y Afganistán no fueron suficientes para entender que la paz no se consigue con guerras.