El nuevo siglo (occidental) empezó para China con una sola certeza: ser ya la mayor potencia económica del mundo, con todas sus implicaciones y complejidades. Por encima de las consideraciones ideológicas y hasta “espirituales” nadie puede dudar que la economía del planeta gira en torno a lo que haga o deje de hacer el llamado gigante asiático.

Por eso, las decisiones políticas que tome el Partido Comunista de ese país trascienden sus fronteras, determinan una expectativa y hasta unos escenarios para el resto del planeta. El 18 Congreso de esa organización designó a Xi Jinping como su secretario general y este jueves se hace cargo, en la práctica, de la dirección general del Estado chino. Con ello pasa a ser la cabeza visible de la quinta generación de líderes desde 1949, cuando triunfó la revolución conducida por Mao.

Del flamante secretario general se dicen muchas cosas, se conocen muy pocas aún, pero en concreto se lo define como un reformador económico y muy progresista en lo político. Va a reemplazar a Hu Jintao, quien  gobernó desde 2002, pero al que se le achaca una doble condición: sostener el crecimiento económico, profundizar la reforma económica, pero también ser muy o demasiado prudente en los cambios políticos, dejar un espacio demasiado abierto para la corrupción y desplazar los valores fundamentales de la revolución china por los impulsos y presiones del mercado, además de no resolver los conflictos de fronteras con algunos de sus vecinos.

El reto de Xi, por tanto, es doble: sostener el crecimiento económico garantizando una redistribución para reducir la pobreza, pero a la vez apuntalar la reforma política de modo que el mercado no ordene la transformación hacia un modelo de sociedaden el que los principios fundamentales que llevaron a acabar con el colonialismo recuperen su espacio.

Es necesario saber administrar una hegemonía mundial a favor de todas las causas justas, para replantear el modelo económico del mundo, que ha dado muestras de solo financiar a los grandes capitalistas y a sus enormes corporaciones.