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No hay antecedente histórico alguno de que un gobierno latinoamericano se haya enfrentado de tal forma contra una poderosa transnacional estadounidense. Y ese enfrentamiento tiene que ver con algo que desconocen los “neoecologistas” criollos: la vida de la Amazonía y las comunidades indígenas.
“La mano sucia de Chevron” no es solo un eslogan, es el símbolo contra una acción criminal de la cual no se quiere hacer responsable la petrolera y para ello cuenta con el apoyo del Gobierno de EE.UU. y un conjunto de abogados, bien pagados, para salirse con la suya.
Por lo mismo, Rafael Correa ha entablado una disputa política de altura que debe convocar a todos los ecuatorianos. Por ahora, el silencio de los “neoecologistas” dice mucho de su coherencia política.