Por el sondeo realizado por este diario a los municipios del país, es evidente que no hay claridad para tratar un tema complejo y delicado al mismo tiempo: los perros callejeros, en particular, pero los animales que deambulan en general. Por ejemplo, con las palomas y con los gatos hay acciones de determinados cabildos que han hecho masacres y no ha pasado nada después. Ahora, con las polémicas declaraciones del Alcalde de Loja sobre el destino que deberían tener los perros callejeros de ese cantón, se abre de nuevo el deseo y la necesidad de contar con una política pública al respecto. No se trata de resolver el problema por el lado más fácil, todo lo contrario. La ciudadanía ha propuesto varias alternativas que han quedado en el papel. Algunas son de aplicación inmediata, pero hay otras que demandan determinaciones legales y una implementación institucional por demás compleja y hasta costosa. Pero es cierto que lo de fondo es la vida de todos los animales. ¿Los seres humanos somos los únicos y los más indicados para decidir qué hacer con la vida de los perros, palomas y gatos de la calle? (O)