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El presidente de la República, Rafael Correa, hizo público su malestar cuando le comentaron que la inversión en una nueva cárcel había pasado de un monto a otro sin mayor explicación. Y el sábado último lo detalló. Pero al mismo tiempo demandó de sus funcionarios una mejor planificación, dejando de lado la idea de ser un país rico y que supuestamente puede derrochar recursos. Incluso, comparó el gasto en la construcción de escuelas del milenio con el de la cárcel mencionada.
De ahí se entiende que hay prioridades sociales, pero ninguna de ellas puede sobrepasar las carencias y escasez de recursos que bien pueden utilizarse provechosa y eficientemente en otros proyectos. Hace falta mayor rigor y exigencia administrativa para no repetir estos errores.