Ocurrió en los primeros meses de 2013 en Brasil. Un juez decidió suspender la iniciación del mayor torneo nacional de ese país porque varios estadios no se habían adecuado a las exigencias del “estatuto del torcedor”, que incluía la colocación de cámaras para grabar a los hinchas violentos, butacas cómodas y baños decentes, limpios, con agua, etc. Es decir, un cambio radical y elemental a favor de quien asiste a un espectáculo por el cual paga una cantidad determinada de dinero.

El estatuto fue aprobado por ley legislativa y el cumplimiento era obligatorio, por eso el juez determinó la suspensión del inicio del campeonato. Se vivió un pánico; nadie imaginaba un fin de semana sin fútbol en el país que más campeonatos mundiales ha ganado, pero todos entendieron que nada, por popular que sea el fútbol, puede estar al margen de la ley. Algo parecido, aunque por razones diferentes, vive el fútbol ecuatoriano, cuyo inicio –previsto para el 9 de febrero– fue suspendido.

Ese hecho destapó otro que había quedado rezagado: la creación de la Liga Profesional de Fútbol, una entidad que marca distancias sustantivas con la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF), que en 2015 y 2016 fue sacudida por un escándalo conocido como FIFAGate, que derivó en la condena a prisión domiciliaria de su máximo dirigente.

La nueva Liga, que debe ingresar sus estatutos en los próximos días al Ministerio del Deporte, fue aprobada en 2016 y serán los clubes que la integran (24 de las series A y B) los que en el futuro negocien y decidan los derechos de transmisión televisada. Por ahora la FEF había llegado a un acuerdo con una empresa uruguaya, pero otras cadenas internacionales, como Fox Sport y las nacionales DirecTV, Univisa y TV Cable, también entrarán en un nuevo proceso para intentar adjudicarse esos derechos.

Son los clubes los que juegan y, por lo tanto, tienen todo el derecho a que sean ellos los que tomen la decisión de manera independiente a la FEF que, con la nueva Liga, solo quedará para administrar los torneos internacionales en los que debe participar la selección nacional. (O)