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Posorja sueña con la primera piedra del puerto de aguas profundas que se colocó el pasado jueves. ¿Quién creería que un sultán iba a visitar sus playas para anunciar una megaobra?
Ese proyecto y un resort turístico ponen en primer plano a esta parroquia rural de Guayaquil. Este pequeño poblado, dedicado principalmente a la pesca, quedó olvidado por las autoridades locales de la ciudad. La carencia de servicios básicos aún es crónica.
Pero ahora el panorama cambia. El puerto traerá empleo y convertirá a Posorja en un eje de desarrollo. Allá llegarán importadores, exportadores, navieras y negocios relacionados lo que impulsará el comercio de la zona, y también el de la Perla del Pacífico, además del vecino cantón Playas.
Ya están dadas las condiciones: hay apoyo gubernamental y un ambiente de confianza. Eso es necesario para que la inversión privada florezca y la economía ecuatoriana supere las dificultades que surgieron de factores exógenos. (O)