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La reunión que inició ayer en La Habana es una foto de los nuevos tiempos. La participación activa de los países de la región, la presencia de la más alta autoridad de la ONU y el despliegue de opiniones y expectativas revelan este momento crucial de la integración, pero de esa que deber ir más allá de las citas presidenciales.
Si bien la Celac empezó con mucho brío, también es cierto que las circunstancias particulares de cada país y los procesos de libre comercio de cada uno con EE.UU., China y Europa colocan al tema en una complejidad única y demandan una creatividad política urgente.
Y al mismo tiempo, que esta cumbre se realice en Cuba manda una señal clara de que el bloqueo es lo más retrógrado. Si EE.UU. no lee estas señales de los nuevos tiempos será ese país el aislado y ‘bloqueado’.