Publicidad
Ningún tipo de creencia ni poder militar justifica el secuestro y violación a menores de edad. En Nigeria está ocurriendo un crimen atroz, por donde se vea, y las autoridades de ese país no pueden ni deben justificar su inacción ante ese hecho macabro.
La comunidad internacional no ha sido indolente, ha denunciado, pero con ello no basta. Y no se trata de violar la soberanía de esa nación pero, siendo un crimen de lesa humanidad, no hay otra opción que demandar participación activa y directa para salvar la vida de esas centenas de niñas secuestradas, pero también sancionar ejemplarmente a los responsables y autores.
A ello hay que unir un grito de auxilio mundial para que no se repitan nunca estos crímenes bajo argumentos religiosos y políticos inconcebibles.