El próximo sábado 15 de octubre se realizará en Bruselas, Bélgica, el “Ágora Internacional”, primer encuentro de Indignados procedentes de los cuatro puntos cardinales del planeta. La convocatoria, cuyas respuestas están contenidas en miles de “twitts”, no tiene precedentes desde la Primavera de Praga y la caída del Muro de Berlín.

Los objetivos son simples y pragmáticos:  analizar las causas y los efectos de una situación dramática que está conduciendo a los jóvenes hacia un futuro incierto, así como la fe en sus potencialidades para acelerar el cambio  al que han llamado “re-evolución”, que será posible mediante la discusión en redes desde las que aspiran a  construir una sociedad que priorice la vida sobre los intereses económicos y políticos.

Y para quienes no puedan estar representados o les sea difícil asistir al foro, hay un buzón electrónico de ideas en el que se depositarán temas prioritarios y acciones creativas para que las manifestaciones convocadas en miles de ciudades alrededor del mundo, desde ya llamadas del “15-O”, unan las voces del mundo en una protesta estremecedora. 

El 15-M, esta suerte de clave para el cambio que surgió en Madrid, es el movimiento que ha puesto en jaque a España para exigir más democracia a través de una convocatoria que condena a los buitres del mercado y a las agencias de calificación de la deuda. También demandan un proceso constituyente que, partiendo de la calle, lleve al Parlamento el germen de una nueva Constitución.

El llamado es claro y contundente: “Miremos a Islandia y a América Latina; ¡no reconozcamos la deuda, no reconozcamos al FMI, llevemos a los tribunales a todos los delincuentes!”. Y como para que no haya dudas, del 9 al 14 de octubre los barrios de la capital europea se llenarán de acciones, performances, actividades culturales, asambleas itinerantes  y talleres. El 15-O culminará con la marcha internacional por la unión para un cambio global, y quienes ya se encuentran en Bruselas tienen dos abogados  por lo que pudiese ocurrir.