El Estado de Iowa apretó ayer el botón de arranque para la millonaria maquinaria electoral en los Estados Unidos. Se trata del “caucus” presidencial, evento único considerado como una macroencuesta demográfica real. Quien gana u obtiene un buen resultado demuestra que está en condiciones de pelear por objetivos más elevados. El caso de Barack Obama es didáctico para entender el proceso: cuando ganó en ese Estado con un 91% de población blanca, en 2008, los votantes negros de otros lugares decidieron apoyarlo, porque si Iowa respaldaba a un negro, Estados Unidos también lo haría.
Durante el mismo año y en el mismo lugar, el senador John McCain quedó en cuarta posición y solo obtuvo 15.500 votos.
El principal efecto que ayer se buscaba es lo que la prensa denomina “momentum”. Cuando un candidato lo tiene, significa que está con el viento a favor, disfruta de un impulso que puede ayudarle a sumar apoyo, recaudar más fondos, obtener tiempo gratis en los medios de comunicación y ganar en otros Estados. Pero el de este año es un largo proceso orientado a la búsqueda del contendor republicano entre el extremo conservadurismo y el pragmatismo que hace falta para recuperar el poder político.
El favorito en las encuestas es Mitt Romney, quien no representa el espíritu de la derecha estadounidense, pero reúne las condiciones para disputar una presidencia. Por ello, el de ayer fue un sondeo entre un grupo reducido de personas viejas, acaudaladas, más blancas que los demás y políticamente más extremistas que el republicano medio.
Es lo más cercano al perfil que identifica a los Estados más radicales.
Sociólogos y politólogos coinciden en que se debe empezar en algún lugar, y ningún sitio como este es tan representativo del país.