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Lo resuelto por la Corte de La Haya ha sido recibido con madurez por la comunidad internacional. Para Perú y Chile, además, constituye un paso importante en la integración y un referente para la solución pacífica de las diferencias.
Al acatar el fallo se sobrepone la inteligencia a ciertos afanes que propugnaban profundizar las diferencias. Para la región y para los dos países, en concreto, esto es una señal de los nuevos tiempos, donde priman las relaciones políticas soberanas, antes que los intereses particulares.
Y por eso, de aquí en adelante, la situación adquiere una enorme expectativa para asumir compromisos y fortalecer las relaciones en todos los sentidos, como ya ocurre en estos tiempos donde América Latina da ejemplo de políticas exteriores maduras.