El período constitucional que concluye hoy es quizá el de más larga estabilidad política vivido por nuestro país desde el siglo pasado. Se ha roto aquel mito de que somos una nación ingobernable. En realidad quienes no deseaban gobernar con estabilidad eran las élites políticas y empresariales, atravesadas por sus intereses y conflictos privados.
Los últimos seis años han sido para recuperar al Estado en su rol fundamental, para orientar la economía hacia objetivos sociales y de bienestar e institucionalizar al país en procesos claros. Todavía falta mucho, cierto. Y todo lo que se haga a partir de ahora será siempre insuficiente ante la demanda que genera otra expectativa de vida en toda la sociedad. Si antes un niño aspiraba -a lo mucho- a llegar a la escuela y quizá terminar el colegio, ahora ese mismo niño piensa en la universidad, en una carrera y en otra calidad de vida.
El proyecto político liderado
por Correa tiene todas las posibilidades de hacer realidad cada uno de sus postuladosLo que se ha hecho en estos años marca, incluso, el sello de la gestión de los próximos cuatro años. Y esta tendrá -como ya lo ha dicho el presidente reelecto Rafael Correa- como centro de su movilización política y administrativa el cambio de la matriz productiva y, por lo tanto, todo el buen deseo de que las tareas se hagan bajo la estabilidad vivida, con las garantías y el respeto absolutos a los derechos de las personas en toda su plenitud, para desarrollar procesos de bienestar y de buen vivir.
Con el poderoso capital político con el que cuenta y la mayoría en la Asamblea, el proyecto político liderado por Correa tiene todas las posibilidades de hacer realidad cada uno de sus postulados y de satisfacer la expectativa por la que recibió apoyo multitudinario en estos seis años, no solo en la última elección. A eso hay que acompañar una buena crítica, una responsable oposición, una prensa menos parcializada y una organización social activa y propositiva. La democracia es más fuerte y sólida, ese debe ser el tono de los próximos cuatro años.