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Ecuador, 29 de Marzo de 2024
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El Telégrafo
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Seguridad, respeto y encanto, las bondades del Archipiélago

El ecuatoriano no puede descuidarse ya sea que vaya en carro o que camine. Siempre tiene que estar atento a quiénes van detrás de él, a quiénes se le acercan. Si va a un cajero, la precaución debe ser extrema. Si va en un colectivo debe agarrar bien sus pertenencias. Ese sobresalto en que se vive le hace pensar que no hay un lugar seguro en el país. No puede transitar por calles desoladas, menos a altas horas de la noche. Tener el celular en la mano es arriesgarse a un robo seguro. Ese temor acompaña siempre, pero hay una realidad que dista en lo extremo: Galápagos.

En el Archipiélago, la paz, tranquilidad y seguridad son características bien marcadas. Los conductores de los taxis hacen de guías turísticos y sugieren sitios para visitar, también dan recomendaciones. En los hoteles, los administradores o dueños ofrecen un mapa. Los colonos son los encargados de promocionar la región Insular, sus bondades, y los sitios turísticos más atractivos. Y resaltan que se puede andar tranquilo por las calles a la hora que sea. Que no hay que preocuparse si se lleva el celular en la mano o si se va a un cajero. Allá no hay delincuencia. De repente ocurre alguna pelea entre vecinos de algún barrio, pero solo una discusión. Este quizás es un punto vital para quienes deciden viajar hacia las islas encantadas. Nadie le falta el respeto a una mujer que va por la calle con short o blusa corta. Nadie la regresa a ver con morbo y menos le dice algo. La amabilidad y cortesía también son características de los colonos y de los extranjeros que decidieron hacer su vida allí y poner sus negocios. Incluso, para los que fuman, en las calles hay especies de pequeños tachos amarillos con leyendas que piden no arrojar las colillas al suelo sino que sean depositadas en una especie de alcancía, que está amarrada junto a las bancas de descanso. Asimismo, el uso de plásticos es limitado. Prefieren las fundas de papel y envolver los alimentos en papel de aluminio. Sin duda, ir a Galápagos es ir a otro mundo por sus encantos y por el don de gentes de sus habitantes. (O)

 

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