Han pasado pocos meses del encuentro entre el presidente de la mayor potencia mundial con el líder de Corea del Norte. Antes de ese acontecimiento los misiles norcoreanos apuntaban peligrosamente hacia Occidente y otros explotaban, a manera experimental, en aguas internacionales de Asia.

De lo único que se hablaba en esos días era de la posibilidad de una tercera guerra mundial, que sería muy diferente a las anteriores debido a los avances tecnológicos y al desarrollo de poderosas armas nucleares de destrucción masiva. La comunidad internacional vivió meses de zozobra, hasta que Donald Trump y Kim Jong-un estrecharon sus manos. Ese suceso derivó en que los líderes de las dos Coreas se miren a la cara y que incluso piensen en la unificación y en el desarrollo de proyectos conjuntos.

En nuestro continente, un país sufre una terrible crisis económica, sus habitantes huyen en lo que se conoce como la mayor diáspora de la historia de América Latina. Las violaciones a los derechos humanos en ese país han sido denunciadas en todos los foros, sin embargo pasan los años, los meses y nada cambia; más que admitir su responsabilidad en la crisis, Nicolás Maduro culpa a sus enemigos que están por todos lados; aunque el principal, según dice, es Estados Unidos.

Pese a ello, en un discurso en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, el presidente de Venezuela se muestra dispuesto a dialogar, estrechar la mano de Trump y ver si por ahí aparece una solución.

Esto ocurre en medio de otras iniciativas promovidas por seis países que quieren llevar el caso a la Corte Penal Internacional (CPI), con sede en La Haya, para que investigue supuestos crímenes de lesa humanidad que, de acuerdo con el Estatuto de Roma, tiene que ver con asesinatos, exterminio, esclavitud, deportación o traslado de una población hacia territorios lejanos, etc.

Después de perorar sobre EE.UU. y su presidente, un Maduro conciliador se mostró dispuesto y “con agenda abierta” a hablar sobre todos los temas que preocupan a Trump. ¿Será posible? El tiempo y la historia lo van a registrar. (O)