Las causas ciudadanas se deben reconocer. Rafael Lugo hizo que los ciudadanos, al menos los que recorren los caminos de Twitter, pongan sus ojos y sus cámaras móviles en la naturaleza; en los arupos. Este verano de 2019 se cumple el tercer año que Lugo convocó a los lugareños para que “cazaran” fotos de los frondosos árboles rosados en las calles de Quito y los postularan para ser parte de la monarquía de la flora capitalina.

Los entusiastas lo hicieron junto con el hashtag #ReyArupo2019 con la esperanza de que sean tomados en cuenta. Los ciudadanos pusieron sus ojos en esos árboles que son propios de Ecuador y Perú. De esos arupos que solo florecen en el verano y que crecen a un máximo de 10 metros. Los arupos se cuidan solos y con poco cuidado humano.

En Quito se redescubrió la belleza de los ejemplares al punto que la iniciativa saltó de Twitter a la realidad. La Alcaldía de Quito aceptó que un relleno en El Trébol se convierta -en un futuro- en un bosque de arupos. No quedó ahí, la empresa privada se ha sumado de a poco y los “Me gusta” en Twitter; como muestra de apoyo. Lugo se reconoce como sembrador de árboles. Lo ha hecho en su propiedad, se ha convertido en una suerte de urgencia en su vida. Esa causa se ha extendido.

Para Lugo, el mayor regocijo es que muchas personas estén dispuestas a fijarse en ese tipo de cosas “que parecen intrascendentes, pero que no lo son”. Muchos dicen que el arupo llegó hace centenas de años a Loja y de ahí llegó a Quito, de esa misma forma se ha reproducido en la internet.

En Twitter se sembró la semilla del #ReyArupo, creció y se expandió. Ahora incluso ha florecido en Instagram como muestra de esa apropiación del amor por la flora urbana. Este 15 de agosto terminó el plazo para postular al rey de los arupos. Los ganadores recibirán reconocimientos también patrocinados por esos amantes espontáneos del arupo. No ha habido muchos detractores de la iniciativa, han sido más los likes que los disgustos.

La gente (o la que se ha involucrado en la iniciativa) ha conocido más sobre los arupos. En el futuro, dice el ideólogo de esta monarquía, los ciudadanos querrán sembrar árboles en Quito. ¡Aplausos!, “Me gusta” y larga vida al rey. (O)